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Conducta de las puertas


Albert Edelfelt (1854 –1905) En la puerta (1901)

Prefiero al mejor de los refugios las puertas de cualquier refugio.
Antonio Porchia

Una puerta cubre, aloja, descubre, a la vez que invita cortésmente a pasar, tanto como propone detenerse al viandante, con circunspección y anhelo.
Las inercias del lenguaje y del pensamiento hacen que el habitar se reduzca en ocasiones con estar bajo cubierta o al abrigo de unos muros. Sin embargo, la verdadera esencia hay que encontrarla en la apropiación y adecuada práctica de ciertas puertas.
Uno habita, en verdad, cubierto por una puerta que puede asegurar en su cierre. Se encuentra entonces alojado, confinado, puesto en lugar por obra de la clausura voluntaria del elemento. Y recíprocamente, dispone del albedrío de abrirla a la vida social y con ello inaugurar una marcha.
Se habita, entonces y en verdad, en la trasposición alterna y ritual del umbral presidido por la puerta.

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