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Anfractuosidades (II)


Quiringh van Brekelenkam (1648- 1669) Plegaria antes de la comida (1655)

Quienes pensamos e imaginamos en arquitectura también incurrimos en interrogarnos a menudo entre causas y consecuencias.
En virtud de ello podemos sospechar que nuestra consabida creencia que afirma que las personas habitan gracias a la provisión del acondicionamiento arquitectónico del lugar puede resultar equívoca. Puestos a sospechar, podemos seguir la sugerencia de Martin Heidegger y rendirnos ante la evidencia que muestra que la verdadera causa es el habitar humano y su consecuencia es el construir.
Esto tiene consecuencias prácticas y metodológicas. Porque si el habitar es la causa, entonces del habitar y de sus solicitaciones deberemos saber antes de actuar en el espacio y el tiempo del lugar y no contentarnos con el ordenamiento, disposición y distribución de las cosas construidas apostando a que no estorben en el orden de la vida.

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