Johann Sperl
(1840 –1914) Muchacha en el jardín
(1885)
Un jardín significa siempre una
añoranza a la que se ha dado forma, también un regreso sentimental a la edad
dorada, a la vez que un escape hacia la utopía
(Schrörer,
1992)
Nos
criamos morosa y detenidamente en un conjunto de circunstancias
espaciotemporales que impregnan el fondo de nuestra memoria.
Al
criarnos, cultivamos a la vez la casa y el jardín en un gesto recíproco. Es por
ello que crecemos con esa añoranza fundamental y originaria. En algún rincón
del jardín nos habremos percatado de algún aspecto crucial de nuestra
existencia: nos acompañará por siempre como una sombra discreta. Por ello es
que todo jardín es la emergencia de un único y omnipresente Jardín.
A veces
lo llamamos memoria.
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