Lesser Ury (1861-
1931) Berlín en la noche (1920)
Un
lugar habitado, reducido a su condición esencial, es una región iluminada que
nos emplaza en medio de la oscuridad y las penumbras.
Por
ello, siempre es prudente la correcta administración de los flujos luminosos
buscando, para cada circunstancia, una magnitud conforme. En el mínimo, todo
lugar destinado a la habitación debe portar, como signo, una nota discreta de
luz que nos oriente y convoque. En los umbrales, debe calificarlos a éstos
tanto como señalar los estatutos respectivos de uno y otro lados relativos del
mundo. En las estancias, el nivel general debe facilitar los desplazamientos, a
la vez que los gradientes deberán indicar las regiones más trasparentes del
aire, así como contornearse estas con sombras y penumbras que contribuyan a la
percepción de las contexturas y figuras propias del interior.
La luz
esculpe los ámbitos habitados y cuando lo hace bien, es un deleite mayor para
la mirada y el ánimo.
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