Puede llamarse contemporáneo sólo
aquel que no se deja cegar por las luces del siglo y es capaz de distinguir en
ellas la parte de la sombra, su Íntima oscuridad. Con esto, sin embargo, aún no
hemos respondido a nuestra pregunta. ¿Por qué debería interesarnos poder
percibir las tinieblas que provienen de la época? ¿Acaso la oscuridad no es una
experiencia anónima y por definición impenetrable, algo que no está dirigido a
nosotros y no puede, por lo tanto, incumbimos? Por el contrario, contemporáneo es
aquel que percibe la oscuridad de su tiempo como algo que le incumbe y no cesa
de interpelarlo, algo que, más que cualquier luz, se dirige directa y
singularmente a él. Contemporáneo es aquel que recibe en pleno rostro el haz de
tiniebla que proviene de su tiempo.
Agamben,
2009
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