Gustave Doré (1832
–1883) Ilustración de Don Quijote
(1863)
Yo soy yo y mi circunstancia, y
si no la salvo a ella no me salvo yo.
José
Ortega y Gasset, 1914
La
cuestión del habitar es apenas un aspecto concreto de la propia condición
humana. Somos seres situados, esto es, somos unos en una circunstancia y unos
con una circunstancia.
Nuestra
habitación del mundo, nuestra presencia en los lugares, nuestro poblamiento de
los pagos es, entonces, tan entrañable como nuestra propia constitución de seres-ahí. Esto pone a la Teoría del
Habitar ante dos desafíos. El primero es el del aporte al esclarecimiento
particular de un aspecto de la propia existencia para ahondar en su
caracterización general, mientras que el segundo y recíproco es precisar de
modo contundente su propia especificidad en tan comprometido contexto.
La
administración metódica de ambas y opuestas solicitaciones marcará, entonces,
el desarrollo filosófico futuro de esta disciplina.
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