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Profundidades


Luis Alonso (1969)

Cada vez que ascendemos por una escalera no sólo nos elevamos hacia las alturas, sino que, recíprocamente, emergemos de una profundidad.
Así es el tránsito a través de las escaleras: una marcha hacia adelante que se resuelve en una transformación del de estatuto vertical, el que puede ser asumido de modo ambivalente. Pero la marcha, en sí, siempre es adelante y esforzada.
Lo que puede diferir en su carácter es la transformación vertical. Porque sólo se conquista la altura si se emerge de una profundidad, así como se consigue una profundidad si se cede la eminencia. Mientras que marchar es habitar el mero espacio y tiempo, la práctica vertical de la escalera es una transformación existencial.
Así, la habitación de una escalera puede significar el más paradójico misterio o el más sumario de los expedientes. Todo depende del habitante de la escalera.

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