Peter Merts
(1950)
Las
arquitecturas abandonadas, si bien guardan la escritura de la vida que ha sido,
no constituyen, sin embargo, un epitafio.
La vida
no ha muerto allí, sino que ha desaparecido sin destino conocido. No obstante,
el lugar testimonia las heridas de su condición de antaño. Se trata de una
ruina arquitectónica más que constructiva. Porque el interruptor puede operar,
quizá, la apertura o clausura de los circuitos correspondientes, pero ha
desaparecido la razón para que alguien juzgue del caso realizarlo.
En las
arquitecturas abandonadas es donde podemos apreciar, de modo particular, sobre
lo que hay que agregar de sentido a una construcción para que llegue a ser, en
forma cabal, una arquitectura. La arquitectura es algo distinto que una máquina
para habitar, no está de más repetirlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario