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Dimensiones de una poética arquitectónica humanista (XIII)


Dave Anderson (1970)

No alcanzan, ciertamente, las dimensiones de mero buen sentido. También es preciso considerar las magnitudes de la magia.
La luz merece ser objeto, por cierto, de una cuidadosa administración, pero también es indiscutible su valor como exhorto fascinante. Por obra de la radiación luminosa, por los juegos de las penumbras y por labor de las sombras, la arquitectura seduce en la dimensión que le es más propia. Una arquitectura humanista no debe resignar la dimensión superior de la magia. Las personas la merecen


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