¿Será
acaso cierto que habitar es volver a
ocupar interiores con la sempiterna sombra del útero materno?
"Sólo por la filosofía puede experimentar la inteligencia cómo sus pasiones llegan a conceptos". Peter Sloterdijk, 1998
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La inmensa dimensión interior de un pequeño cofre
John William Godward (1861- 1922) El cofre de joyas (1900)
Para alguien que valúa bien, alguien que se sitúa
en la perspectiva de los valores de la intimidad, esta dimensión
[la profundidad interior] puede ser
infinita.
(Gaston
Bachelard, 1957)
Plumas ajenas: Gaston Bachelard
El cofre, sobre todo el cofrecillo, del que uno se
apropia con más entero dominio, son objetos que
se abren. Cuando el cofrecillo se cierra
vuelve a la comunidad de los objetos; ocupa su lugar en el espacio exterior;
pero ¡se abre! Entonces, este objeto que se abre es como diría un filósofo
matemático, la primera diferencial del descubrimiento. Estudiaremos en un
capítulo ulterior la dialéctica de lo de dentro y lo de fuera. Pero en el
instante en que el cofrecillo se abre, acaba la dialéctica. Lo de fuera queda
borrado de una vez y todo es novedad sorpresa, desconocido. Lo de fuera ya no
significa nada. E incluso, suprema paradoja, las dimensiones del volumen ya no
tienen sentido porque acaba de abrirse otra dimensión: la dimensión de
intimidad.
(Gaston
Bachelard, 1957)
Artículo recomendado
"Todas las ciudades son realidad y ficción simultáneamente. Tanto las que podemos experimentar físicamente, porque cuentan con muchas “construcciones” mentales, como las que son producto de la imaginación, que se alimentan de referencias materiales.
Vamos a aproximarnos a dos ciudades, una de ficción y otra real(Mahagonny y Las Vegas) que, a pesar de pertenecer a esos ámbitos supuestamente incompatibles, comparten mucho.
Mahagonny es la distopía que crearon Kurt Weill y Bertolt Brecht en 1930 en su ópera “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny”, presentando su visión moderna de las pecadoras Sodoma y Gomorra. Poco después, en el desierto de Nevada, fue consolidándose Las Vegas, que se convertiría en el símbolo de la transgresión y los deseos ocultos. Por eso, ¿es Mahagonny solamente una distopía o fue una premonición de Las Vegas?, ¿o quizá Las Vegas fue la materialización de una necesidad social expresada en los rasgos de Mahagonny?"
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Habitáculos que se vuelven dormitorios
Jean-Baptiste Greuze (1725- 1805) The
Complain of the Watch (1770)
La
racionalización opera metódica y cruel: las habitaciones se reducen, en tamaño,
para pasar de cuartos a habitáculos y, desde el punto de vista funcional, de ámbitos
íntimos a meros dormitorios.
Las nueve condiciones propuestas por Ernst May a la vivienda mínima (VI)
6.
Que
los padres duerman con los hijos más grandes debe estar prohibido debido a que
ya hay suficientes habitaciones. La separación de los sexos también debe ser un
principio fundamental, incluso en los tiempos de mayor escasez de viviendas.
Para los recién casados o parejas mayores cuyos hijos ya dejaron la casa un
apartamento con dos habitaciones, cocina y accesorios es suficiente. Incluso un
apartamento de una habitación de buen tamaño será aceptable. Pero tomando las
medidas y controles necesarios para que estos pequeños apartamentos no sean
usados por múltiples personas.
La
principal norma de adecuación: el criterio que diferencia la ocupación plena de
la residencia del hacinamiento. De todas maneras se desliza la subsunción de
los ámbitos de habitación a la función reductiva de dormitorio. De paso, se
eliminan de un plumazo todas otras funciones residenciales posibles, tales como
los despachos, talleres domésticos o bibliotecas.
El confort es cosa seria
Winslow Homer (1836- 1910) En la
hamaca (1873)
No
todo acondicionamiento puede conseguirse con accionar un mando a distancia. Los
modos de habitar deben promover la adecuación de condiciones ambientales sin
apelar siempre a artificios
mecánicos.
No a la banalización del confort
Gran
parte de las solicitaciones de confort pretenden ser satisfechas con ingeniosos
dispositivos que responden, por lo general, a las órdenes de un mando a
distancia.
Estas
presuntas soluciones banalizan el sentido del confort que le exigimos
legítimamente a nuestros lugares habitados. La construcción y el diseño
arquitectónico producen desatinos ambientales que son corregidos con
dispositivos acondicionadores que consiguen un relativo bienestar a costa de
ingentes gastos energéticos.
Algún
día nos veremos obligados a operar con más sensatez y recuperar el sentido
arquitectónico pleno del confort.
La real fisonomía del que estudia
A. Canella (¿?) Un investigador
erudito (s/f)
Un
erudito, en cierto sentido, es el lugar en donde se cruzan las innúmeras
lecturas que ha realizado. Su biblioteca es el retrato de su peculiar peripecia
intelectual.
Sentidos de la biblioteca
En
estos tiempos de comunicación en formato electrónico cabe preguntarse por el
sentido —que podría suponerse superviviente—, de la clásica biblioteca.
Desde
tiempos inmemorables y haciendo caudal de una conducta muy básica, los seres
humanos hemos dedicado tiempo y esfuerzo a la acumulación de textos. Después de
todo, una de las funciones de la escritura es la perduración y esta no tiene
sentido más que en su prolija disposición en los lugares dedicados a la
memoria.
Pero
para muchos una biblioteca adquiere con el tiempo un valor superior a la mera
acumulación: constituyen, en un sentido vicario, pero no despreciable un
itinerario de vida intelectual. ¿Qué libros leímos en nuestra juventud y no
volveremos a recaer en ellos? ¿Qué libros han confrontado largas y frecuentes
consultas? ¿Cuáles son los títulos presentes y cuáles los omitidos?
Un
paso más es posible dar en la construcción posible de sentidos para la
biblioteca: si hay quien dice que uno es
lo que come, yo preferiría optar por la fórmula uno es lo que ha leído y conserva en sus anaqueles.
Cuestiones de apertura (79)
¿Por
qué razón son tan escasos y discretos los dispositivos sociales de integración
y no-discriminación, en tanto el mero sucederse de las cosas ahonda brechas
sociales a escalas apabullantes?
A cada cual, un balcón... y algo digno de contemplarse desde éstos.
Arte público en Barcelona
No
basta con proliferar los alojamientos: debe desarrollarse, en todos sus
aspectos la ciudad que nos merecemos.
Más que construir viviendas, desarrollar ciudades
En
tiempos de extrema necesidad, uno de los aspectos señalados especialmente en
las políticas sociales es la política de vivienda.
Esto
significó, en cada contexto diferente, reconstruir alojamientos depredados por
la guerra, resolver el alojamiento de desplazados migrantes, dar satisfacción a
demandas básicas del proletariado, luchar contra la pobreza redistribuyendo el
capital social. Todo esto traducido en la producción de viviendas.
Tanto
nuestras condiciones socioeconómicas como nuestra conciencia social han
cambiado desde entonces. Hoy exigimos, legítimamente, desarrollar ciudades en
donde proliferen lugares para habitar.
Es
hora de superar por completo las tradicionales restricciones de las políticas
de la vivienda al uso.
Evanescencia
Tom Roberts (1856- 1931) A las
tres menos veinte (1900)
De oikos nos quedan los ecos de eco-nomía y eco- logía. En nuestras casas, por su parte, nos quedan ciertos fantasmas
evanescentes que ordenan los lugares de vivir en torno a un centro profundo y
entrañable.
Oikos
Oïkos, en grec ancien, dit à la fois ce que nous nommons « maison »
(bâtiment où l’on habite), « patrimoine » (biens meubles et immeubles possédés
par une communauté ou un individu) et « famille » (ceux qui vivent sous le même
toit)
Roger-Pol Droit,
«Qu’est-ce qui, de la maison des Grecs, habite encore silencieusement
les nôtres ?»,
Oikos
merodea errando por nuestras casas.
Si
bien ni los edificios son hoy lo que eran entonces, los patrimonios se han
transformado en forma tanto como en contenido y aún la noción de familia no
deja de mutar, sometida a vigorosas vicisitudes, algo de oikos yace, como un
origen fantasmal en nuestra residencia.
Con
todos los cambios sufridos, apenas queda de la idea preñada de significados el
contenido de origen, de polo del que parten todas las sendas: oikos apenas es una entidad fantasmática
que va condensándose en un centro palpitante.
Antiguas hechicerías
Diego Velázquez (1599- 1660) Una
anciana cocinando huevos (1618)
El
bueno de Velázquez ha sumido en las sombras el ámbito en donde antiguas Circes
reinaban con todo el misterio de sus fuegos. Con las sombras se ha ido el
sortilegio de las cocinas, sustituido por la equívoca y ancilar eficiencia
Las nueve condiciones propuestas por Ernst May a la vivienda mínima (V)
4.
La
cocina tiene sus componentes propios que aseguren el uso racional de la pequeña
cantidad de espacio dado. La distribución de cada una de sus partes debe ser
hecha pensando en una sabia solución al trabajo de la cocina.
Una
idea ciertamente fructífera que se sustenta en un círculo: la cocina es sólo un
lugar de trabajo porque dispone de una pequeña cantidad de espacio dado y es
pequeña porque sólo es un lugar de trabajo. Más que argumentos racionales, se
alían y confabulan dos presiones socioeconómicas: la minimización del espacio y
el incremento de la productividad doméstica.
Mientras
que en las antiguas cocinas reinaba la progenitora con su corte de parientes
convocados por los aromas de la comida, emblemas de la domesticidad, en la
cocina moderna impera un orden higiénico optimizado para el trabajo solitario y
confinado de apenas un oficiante eficiente.
Con
cosas así es que vivimos en la actualidad.
Más allá del horizonte y hacia adelante
Gustave Doré (1832- 1883) Ilustración
para la Balada del viejo marinero (1872)
Toda
navegación consiste, en lo esencial, en alcanzar la revelación de las cosas que
yacen ocultas tras la linde móvil del horizonte. Navigare necesse.
La dimensión alethotópica1
Siempre
nos encontramos circundados por un horizonte. Pero no habitamos, necesariamente, confinados
por éste.
La
distinción es necesaria porque el hecho es que la habitación plena del
horizonte supone no sólo encontrarse en el lugar, sino desbordarse más allá del
horizonte en dos direcciones opuestas. Atrás nuestro y más allá del horizonte
yace lo tanathotópico, esto es, lo que pertenece a lo ya vivido, a los muertos
de los que nos acecha siempre la memoria y el olvido. Pero adelante nuestro y
también más allá del horizonte está listo para emerger todo aquello que se nos
revelará, las cosas que saldrán de su ocultamiento, todo esto que conoceremos
en forma inminente.
Habitamos
también con lo que adviene.
1
De aletheia,
revelación en griego
Cuestiones de apertura (78)
¿Con
qué instrumentos podremos medir la vibración que nos promueven los distintos
umbrales?
Mitos y pensamiento
Amélie Beaury-Saurel (1848- 1924) En
las nubes (1894)
En
principio, parece natural oponer mitos y pensamiento (mythos, logos). Pero cuando imaginamos, cuando erramos en el
ensueño, las cosas se desdibujan en el humo.
Razones del mito
Por su origen y por su historia, la noción de mito
que hemos heredado de los griegos pertenece a una tradición de pensamiento que
es propia de Occidente y en la que el mito se define por lo que no es, en una
doble oposición a lo real, por una parte (el mito es ficción), y a lo racional,
por otra (el mito es absurdo).
Jean-Pierre Vernant
Sin
embargo, la lectura de Gaston Bachelard induce a considerar a los mitos, antes
que ficciones, marcos preparatorios y propiciatorios para el conocimiento
efectivo y, antes que absurdos, modos que preludian necesariamente la
construcción racional.
Interlocuciones que dan forma a los lugares
Werner-Joachim Schatz (1911-1998) Tres
mujeres conversando (1985)
Energías
e informaciones confieren forma viva al lugar habitado.
Energías de la arquitectura viva
Para
los constructores parece que la conformación del lugar se consigue
interponiendo amparos materiales tales como muros, suelos y cubiertas.
Pero
debe observarse que se emplean energías. Por cierto, no sólo las obvias
empleadas en el trabajo constructivo.
También
hay arquitecturas trazadas por la interlocución diestramente tramada, por la
iluminación selectiva, por la disposición de zonas de calor y frescura.
El
rumor de una confidencia genera una esfera acústica localizada y amparada por
el apaciguamiento de las ondas. Una lámpara baja ofrece un lugar distinguido de
las regiones de sombra. El calor del hogar abierto apenas llega a comprender
una esfera circundante. Así también se da forma a los espacios.
La conformación energética
de los lugares les confiere la palpitación propia de la vida.
Acercados al fuego del hogar
Carl Larsson (1853- 1919) Nochebuena
(1905)
Tanto
en el campesinado como en el proletariado urbano tienen un centro de recreo y
sociabilidad familiar en una amplia cocina con comedor, a diferencia de la
burguesía y la aristocracia que destinan estas funciones a la sala.
Las nueve condiciones propuestas por Ernst May a la vivienda mínima (IV)
4.
La
sala de estar no solo es el principal espacio de recreo de la familia sino que
también es el espacio más grande de la casa. Usar una parte de la sala para la
preparación de alimentos es totalmente rechazado. Los alimentos se deben
preparar en una pequeña cocina en una habitación separada y esta debe ir
conectada a la sala de estar de manera que haya una distancia mínima entre la
preparación de alimentos y servir la comida en la mesa del comedor.
Puede
observarse que, en la residencia popular autoconstruida, se suele reservar esta
función de recreo y reunión de la familia en un comedor amplio directamente
vinculado a la cocina, que permite una intensa interacción entre quien cocina y
su parentela. Por el contrario, el lugar reservado a las escasas visitas suele
ser un ambiente puramente formal y reservado a muy contadas ocasiones.
Los
arquitectos modernos apretaron en pequeños recintos los salones y comedores
burgueses sin advertir las variantes de estilo de vida popular. Por otra parte,
inventaron, con la famosa Frankfurter
Küche, la cocina-cápsula-mínima en que aún hoy cocinamos.
Comienzo tienen las cosas
Elin Danielson-Gambogi (1861- 1919) Maternidad
(1893)
Te largan a la cancha sin preguntarte si querés
entrar.
Por si fuera poco, de golero; toda una vida
tapando agujeros.
Y si en una de esas salís bueno, se tiran al suelo
y te cobran penal
Jaime
Roos, Brindis por Pierrot
¿Es la casa el lugar originario de todo el habitar?
Es
común confundir —y reducir—el habitar con la residencia en la casa.
Es
tan intenso y tan profundo el orden de vivencias y aprendizajes en el ámbito
doméstico, que es comprensible que se crea que la casa es un lugar originario
para todo el habitar. Sin embargo, debe considerarse que, allá en el fondo de ésta,
radica, viviente, un lugar verdaderamente originario. Es el útero materno, es
la cavidad en donde nos detenemos morosamente y de la que somos expulsados para
siempre en nuestro inaugural alumbramiento.
Exiliados,
nos buscamos la vida: nada será como entonces.
La paz de los bienaventurados
Ludwig Mack (1799-1831) Los
Elíseos (1829)
El
lugar de los bienaventurados es siempre otro,
lejano y exclusivo para el gozo de aquellos merecedores de la mayor de las
glorias. Para el resto de los mortales está el incierto auxilio de la
arquitectura.
El locus amœnus
Guardamos
una memoria nostálgica de un Cierto Lugar tan seguro como propio, tan
confortable como libre.
Suele
llamarse con diversos nombres: Edén, Paraíso, Elíseo. En todos los casos, son
lugares tan distantes como lejana es la dicha plena de la estancia gozosa y
despreocupada. Somos criaturas exiliadas del lugar propio de los espíritus
bienaventurados. Arrojados en este valle de lágrimas, no podemos no sentir la
pérdida del locus amœnus.
Para
esto es que existe la arquitectura; para la empresa siempre artificiosa de
recrear un paraíso para siempre perdido.
Sigilos
Vilhelm Hammershøi (1864- 1916). Interior
con dama leyendo (1900)
Que
nada perturbe la lectura. Luces y sombras campean entonces a sus anchas. Las
alfombras, por su parte, acogen a todos los murmullos. La vida roza leve la
arquitectura de la casa.
Silencios habitados
Henri
Matisse denominó un cuadro suyo como Le
silence habité des maisons.
(Véase
la entrada del 27 de septiembre de 2016.)
Hemos
dicho antes que hay cuadros que son tesis completas; en este caso, encontramos
que lo es el título.
Así
como la casa abre un espacio, bajo la especie de jora, esto es, una vacancia que se brinda al ser de la vida y las
cosas, también abre un silencio, un aire calmo para que proliferen los hálitos
del habitar.
Todas
las palabras van a dar al silencio, a la espera que otras sean las voces que
canten. La casa las oye.
Los mundos habitados
Hugo Mühlig (1854- 1929) Lector de
periódico (1879)
Ciertamente,
nuestro personaje se halla en ese sitio particular. Pero habita también la casa
que se abre a su espalda, habita también el lugar en donde se desarrollan las
noticias que está leyendo y habita aún el entramado de amistades con quienes
compartirá sus comentarios. Habitar es multidimensional. Por su parte, el perro
simplemente está allí, a la vera de su amo.
Habitar y hallarse
Hallarse
es encontrarse, tener lugar efectivo en una situación y acontecimiento. Como
tal, es una forma de habitar, pero no una expresión sinónima.
Cuando
habitamos no sólo ocupamos un lugar; también nos movemos en referencia a
nuestros lugares originarios o residencias, por más que, circunstancialmente no
nos encontremos allí. Todos los caminos vuelven a Ithaca. También habitamos
según la memoria de estos lugares: canta don Alfredo Zitarrosa aquello que cuanto más lejos te vayas, más te tenés que
recordar. No solo ocupamos este sitio físico, sino que encarnamos un nudo
de una red de relaciones con nuestros parientes, amigos, correligionarios.
Es
por todo ello que habitar implica más dimensiones que el puro hallarse.
Los bloques exentos
Christos Vittoratos (s/d) Escuela prefabricada en Roemerstadt (2014)
La
obsesión por la orientación lleva a la composición de bloques exentos que se
independizan de la trama urbana preexistente.
Las nueve condiciones propuestas por Ernst May a la vivienda mínima (III)
3.
La
distribución de las viviendas multifamiliares se debe hacer de manera que los
dormitorios reciben la luz de la mañana (naciente), y la sala de estar la luz
de la tarde (poniente) .Si es necesario construir calles en sentido este –
oeste se debe usar solo las tipologías de tipo norte.
Esta
obsesión por la orientación conduce a rotar las plantas hasta encontrar la
disposición correcta, luego, buscar la manera más sencilla de asociar las
unidades de vivienda entre sí. La conclusión inevitable es que lo mejor es
disponer bloques o tiras de vivienda orientadas regular y óptimamente y así,
desentenderse de la trama urbana preexistente.
Cuestiones de apertura (76)
¿Es
posible que cada ámbito habitado contenga los elementos fundamentales para
urdir relatos de vida?