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Una nueva acepción y dos neologismos de urgente consideración (II: Colpoprácticas)

Poul Simon Christiansen (1855- 1933) Interior con máquina de coser (s/f)

El desarrollo de la reflexión en torno a la Teoría del Habitar trae consigo la emergencia de tres ideas que pueden ser candidatas a la dignidad del nombre propio.
La segunda idea proviene de reconocer el estatuto peculiar que tiene el adentrarse el cuerpo del habitante en un cierto ámbito. Se parte de reconocer una dimensión humana propia de los interiores, a la que aquí, siguiendo a Peter Sloterdijk, llamamos profundidad histerotópica. Por tal se entiende la dimensión propia y diferencial de las cavidades (histeros, kolpos)
Las colpoprácticas son las acciones y circunstancias que desempeña el cuerpo en su conquista existencial de su poblamiento en los interiores. Porque adentrarse, en verdad, es mucho más complejo que el mero irrumpir.

Si se observa con el debido detenimiento, las colpoprácticas son operaciones arquitectónicas —nuestro cuerpo confiere forma habitable al espacio y al tiempo— que llevamos a cabo con tanto empeño existencial así como con una ligera distracción.

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