¿Qué operaciones hay que realizar para conferir plenos poderes a
los comitentes-usuarios en lo que hace a las directivas y desarrollo de las
ciudades?
Mucho
se habla de la participación ciudadana y suena razonable. Pero también es
preciso dejar ser a cada urbanita en
su condición de tal: hombre adulto, mujer, niño, anciano, escolarizado, diverso...
Cuando cada uno tenga acceso debido e irrestricto a su ciudad —cuestión fácil
de proferir y difícil de garantizar— la plena participación política y social
vendrá de suyo. Puede que sólo con el pleno acceso de los urbanitas a su ciudad
se comience a atisbar una solución para los crudos problemas de la ciudad
contemporánea. Mientras tanto, vamos tirando. Las políticas de inclusión social
son los intentos aún titubeantes y primitivos de una reintegración social
generalizada que es el supuesto básico de unas nuevas ciudades en donde sea
oportuno y digno vivir.
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