Alhambra,
Granada
La
vida no puede andar muy lejos del agua.
Por
ello, el agua es bienvenida con prudencia en la casa del hombre: no es fácil de
domesticar, pero siempre es un homenaje a la vida poder verse reflejado en su
superficie. En el espejo del estanque advertimos, siquiera oscuramente, que
tenemos efectivo lugar entre las cosas del mundo. Así se nos ahondan,
insondables, los patios y el alma.
Pocos
lujos hay más refinados que contar con un patio bienoliente en donde rumorea
fresca una fuente que no cesa.
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