Hendrik
Goltzius (1558- 1667) Danae durmiente
(1603)
En lo
hondo del sueño nos quedamos con la más intrigante de las dimensiones: esa que
mide hasta cuánto nos adentramos en el lugar donde dormimos. Se trata de la
dimensión histerotópica, que vence la medida específica de la interioridad.
Puede
que siempre durmamos en una cavidad
que tiene como hondura propia la propia persona, abismada sobre sí misma.
Podría pensarse también que esa histerotopía es la medida más cabal de nuestra
condición humana, eso que en la gramática aparece como la crucial primera
persona del singular: yo.
Pudiera
también aventurarse que tal hondura es una muy propia medida y valor final de
la habitación humana de todos los lugares, mediante todas las ceremonias.
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