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Paisaje en construcción (I) Vivencia

Cataratas del río Iguazú

Toda consideración sobre el paisaje debe tener origen en la vivencia y constitución efectiva del lugar.
En este caso concurren dramáticamente los cuatro elementos fundamentales en la habitación efectiva del paisaje. Pero es por la población y presencia del sujeto que el puro sitio deviene su condición de lugar. Así, no sólo se yuxtaponen el agua, el aire, la tierra y el fuego, sino que adquieren, ante la habitación del sujeto, especiales significados. El paisaje se inaugura precisamente en la emergencia peculiar de estas significaciones. Y, está de más decirlo, no hay signos sin la interposición del interpretante.

Mientras que en el puro sitio, agua, aire, tierra y fuego meramente se manifiestan en su puro ser, en el paisaje es donde revisten el sentido de signos de la propia habitación de un lugar señalado y concreto del mundo.

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