Cataratas del
río Iguazú
La
concurrencia secuencial de la vivencia y de la aisthesis resulta en una
concreta construcción del paisaje. Este
aspecto emerge del desdoblamiento del ser del paisaje con respecto a su imagen
o representación. De esta manera, el paisaje no ya sólo es un acontecimiento,
sino también y simultáneamente de un doble o impronta mental.
A
partir de este momento, el paisaje se deja apreciar en la recíproca referencia
entre su ser fenoménico y sus diversas representaciones, de las que las
pictóricas o fotográficas son apenas sendos ejemplos particulares.
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