Calles Londres
y París, Santiago de Chile
Es
significativo que allí en donde el furor de los planificadores urbanos flaquea,
allí donde dos órdenes diferentes unen sus bordes, allí donde se abandona el
sentido común dominante, allí... ocurre la magia del paisaje urbano.
Es
más que posible que, sin el concurso de ingenieros de tránsito, urbanistas
zonificadores y políticos autoritarios, nuestras ciudades resultarían mucho más
caóticas y agobiantes de lo que ya son. Pero por fortuna, aquí y allá, se
rescatan a sí mismos ciertos enclaves de pura poesía del habitar. Lugares en donde
es amable el paso y la contemplación calma y se destierran el apuro y la
codicia.
La
vida urbana palpita en esos raros lugares en donde todo parece confabularse con
la paz y plenitud del viandante.
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