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El confort. Aspectos cognoscitivos


Antonio Frilli (1860-1940) Mujer en hamaca (s/f)

¿Qué es el confort? […] La respuesta más sencilla sería que el confort se refiere únicamente a la fisiología humana: sentirse bien. Eso no tiene nada de misterioso. Pero no explicaría por qué, aunque el cuerpo humano no ha cambiado, nuestra idea de lo que es confortable difiere de la de hace cien años. Y la respuesta tampoco consiste en decir que el confort es la experiencia subjetiva de la satisfacción. Si el confort fuera subjetivo, cabría esperar que hubiera una mayor diversidad de actitudes al respecto; por el contrario, en cualquier época histórica determinada siempre ha existido un consenso acerca de lo que es confortable y lo que no lo es. Aunque el confort es algo que se experimenta personalmente, cada uno juzga el confort conforme a normas más amplias, lo cual indica que el confort puede ser una experiencia objetiva.
(Rybczynski, 1986)

Si el confort no es un hecho fisiológico ni una vivencia subjetiva, quizá no haya mejor alternativa que considerarla un valor, esto es una entidad relacional objetivo/subjetiva.
De este modo, el confort es un valor que se verifica particularmente mediante la experiencia particular de los sujetos, pero que define diferentes umbrales aceptables social y culturalmente determinados. Son condicionantes socioculturales los contextos de uso, los rituales y otras circunstancias similares, toda vez que las personas asumen tanto el papel de patrones de medida, así como de agentes de medición y evaluación.
La medida o magnitud propia del confort, según parece, sería la adecuación relativa que, en una situación y contexto dados, pudiera verificarse como virtuosa relación entre un sujeto habitante y las condiciones materiales y simbólicas que lo amparan.
Esto es apenas un comienzo de una necesaria teoría del confort, candidata a constituir una importante deriva de la Teoría del Habitar.

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