Páginas

Examen de lo infraordinario (II)


George Georgiou (1961)

Solemos incurrir en detenciones, cuando y en donde nos disponemos a esperar. Nos asentamos, sentamos plaza, nos paramos en la huella. El camino deja de serlo entonces para mudarse en un hito. Nos acodamos en el lugar recién consagrado.
Parece que mientras andamos, hablamos, pero cuando nos detenemos, escribimos. Es que nos registramos en nuestro lugar de quietud. Somos el cuerpo que escribe estoy aquí, cuando se realiza tal operación, porque no solo basta con llevarla a cabo, sino que hay que significarla en toda su futilidad. Es que tenemos lugar allí, en el lugar que hacemos —tan equívoca y tan legítimamente— nuestro.
Si andamos, practicamos un laberinto, mientras que estando construimos esferas. Constituyendo estancias, hacemos lugar a la habitación y comenzamos por detentar una morada. Luego reemprenderemos la marcha. Ahora es tiempo de darse el tiempo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario