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Usinas de ideas

Jean Béraud (1849- 1935) La sala de redacción del Journal des débats (1889)


Honor a todos esos augustos ámbitos en donde se agitan las ideas y se transforman en iniciativas y de allí en intencionadas realidades.

El habitar de los onironautas

Se ha dicho que los proyectos del habitar se urden con la materia de los sueños.
Un proyectista  es, en el fondo, un onironauta, esto es, alguien capaz de soñar en estado lúcido, alerta. Soñamos porque otro mundo nos tiene que ser posible. Las utopías son aquello que persiste en la lucidez que sobreviene al sueño. Los onironautas sueñan alertas negando que la dura realidad carezca de remedio, de alternativa, de escape al futuro.

Las pocas cosas de la buena vida de las que disponemos en la actualidad, una vez fueron puramente materia soñada.

¡Ah, camaradas!

Édouard Joseph Dantan (1848- 1897) Vaciado del natural (1887)


Compartimos con esta gente la obsesión de encontrar la contraforma justa a la bella vida que palpita.

Buena vida en los lugares

La vida cotidiana aparece, en algunos cuadros de George Tooker, ya bajo la alarma de la inseguridad, ya con el peso del tedio, ya con la anomia. Cualquier cosa menos una buena vida.
En otras pinturas, la buena vida aparece con frecuencia ligada a los modos de vida burgués: allí y cuando los cuerpos se abandonan a la calma, el lujo o la voluptuosidad. Esto, cuando se alejan de la actividad productiva: el trabajo, el estudio, o cualquier otro esfuerzo.

Sin preconizar un generalizado hedonismo, cabría preguntarse por las condiciones sociales y culturales para difundir las formas de la buena vida allí en toda ocasión en que efectivamente tenga lugar.

La piel

Silvestro Lega (1826- 1895) La pérgola (1860)


La promenade architecturale es, en definitiva, un ir y venir entre zonas en que los niveles de confort se juzgan  con la piel.

Texturas

En arquitectura prestamos mucha atención a todo aquello que se percibe mediante el sentido de la vista. Recíprocamente, dejamos de lado las percepciones con otros sentidos.
Debe considerarse el papel que tiene el sentido del tacto en la estética arquitectónica. Por ello, debemos apreciar las texturas de las cosas: tersura, aspereza, frialdad de piedras pulidas o calidez de maderas, proximidad o lejanía de superficies.

También en el plano cognoscitivo debería reconsiderarse el papel de la percepción con la piel: conocimiento de primera mano, intransferible.

Arquitectura viva

Pedro Figari (1861- 1938) Patio (s/f)


La arquitectura no puede reducirse a aquello que hacen los arquitectos. Tiene que considerar, como vocación y destino, la propia vida humana.

Por qué definir la arquitectura de un nuevo modo

La Real Academia, en su Diccionario afirma que la arquitectura es el arte de proyectar y construir edificios. De esta manera, la arquitectura se confunde con aquello que hacen los arquitectos. Corresponde analizar críticamente esta definición y proponer una alternativa.
  1.        El carácter general de arte no puede interpretarse hoy en sentido restrictivo de oficio o profesión especializada. Es más apropiado y ajustado a la realidad considerar la arquitectura una actividad social de producción, que involucra, además de los arquitectos profesionales, a los empresarios constructores, obreros, financistas, actores estatales y… comitentes, todos ellos mutuamente involucrados.
  2.        La especificación en las tareas de proyecto y construcción es reductiva. La actividad social de producción arquitectónica comprende también la concepción, demanda, financiación e implementación en el uso.
  3.         Por último, los edificios no son necesariamente el producto final de la actividad social de producción, sino apenas un caso, que, en definitiva, más que unos fines en sí mismos, son medios para implementar unos fines. Los fines son por cierto diversos, pero en la mayoría de los casos, el fin principal de los productos arquitectónicos es habitarlos. De ello se desprende que la arquitectura no siempre y necesariamente produce edificios, pero sí siempre produce lugares, esto es, sitios para habitar.

Por estas consideraciones, una posible formulación alternativa es:

            Actividad social de producción que concibe, proyecta, construye e implementa lugares.

Cuestiones de apertura (14)

Se ha reivindicado aquí que los lugares concretos deben considerarse en su constitución física de campos, esto es, estructuras espacio-temporales, en que se desarrolla el fenómeno del habitar. Por otra parte y desde fines del siglo XIX, se ha considerado que la arquitectura es un arte o técnica del espacio.

¿Resulta necesario, oportuno y útil incorporar la dimensión temporal en la arquitectura? ¿Por qué?

Horas tranquilas

Albert Chevalier Tayler (1862- 1925) La hora tranquila (1913)


Construimos morosamente nuestras habitaciones para tener, de tanto en tanto, horas tranquilas. Estas horas tranquilas son escasas y siempre poco extensas y se alternan con otras de diversa naturaleza. Es por la alternancia que podemos conferirles valor.

De filósofos y poetas

Atribuyen a Blaise Pascal aquello de que "Todas las desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación."
Pero Juan Gelman replica: “No es para quedarnos en casa que hacemos una casa”.

Confinarse tranquilamente en una habitación puede que nos libre de la desgracia, pero también nos priva de una vida que valga la pena vivir.

Allí donde el decoro flaquea

George Tooker (1920- 2011) Comida (1964)


Los necesitados —aquellos que la pobreza les priva de posibilidades y los arroja a la necesidad precariamente satisfecha— son, a veces, atendidos por el Estado o la beneficencia. Pero siempre bajo un cierto flaqueo en el decoro, con lo que una taza de sopa siempre va acompañada por un estigma.

El sentido de la morada

El término morada proviene del vocablo “mora”, en el sentido de tardanza.
Sea en una acampada en la caza o recolección, sea en la sedentaria espera de la cosecha, los sujetos se demoran. Allí donde existan poderosas razones para pausar la trashumancia, allí se constituirá una estancia. Y esa estancia constituirá, en el hábito arraigado, un origen general y relativo de todos los tránsitos. Hay en la morada un significado mayor en la pausa, la deliberación, la preparación de la acción que tiene lugar allí donde nos demoramos.

Las casas son salas de espera en lugares de parada, ha afirmado con lucidez, Peter Sloterdijk (2004)

Puerto

Abraham Storck (1644- 1708) Escena de un puerto mediterráneo (s/f)


Los puertos son ejemplos especialmente interesantes de bordes habitados. Tierra y agua intercambian gentes, mercaderías e informaciones. Se articulan dramáticamente las diferentes escalas propias de las naves y de la ciudad.

Hacia una antropología del cuerpo

¿Cómo es que las cosas de vivir encuentran su lugar? Es el cuerpo el que las dispone, ordena y confiere significado.
Tiene que desarrollarse, como un capítulo decididamente importante de la Teoría del Habitar, una antropología del cuerpo. Existen al menos tres razones:
En el cuerpo reside la causa eficiente de los rituales recurrentes del habitar.
Es el dispositivo que ordena, dimensiona e implementa las cosas del vivir en tanto tales.

El cuerpo es, también el alumbrador de una peculiar física y geometría de los lugares

Allí donde más vibran las cosas

George Bellows (1882- 1925) Nueva York (1911)


El escritor Carlos Liscano llamó a Montevideo la ciudad de todos los vientos. Parafraseándolo, podría motejarse a Nueva York la ciudad de todos los tránsitos.

Más sobre los lugares umbrales

Allí donde la arquitectura de los lugares distribuye una-habitación-para-cada-cosa, optando por descartar toda hibridación, solapamiento o confusión, proliferan los pasillos, los corredores, vestíbulos y otros lugares umbrales.
Allí es donde el tránsito deviene una compleja y ritualizada conversión de estados, etiquetas y actitudes.

Si se piensa en esto, la arquitectura de los lugares umbrales conforma una estructura que, más allá de desarrollarse en el espacio, se despliega, dramática y significativamente, en el tiempo.

Un garante de la noche subjetiva

Johann Baptist Reiter (1813- 1890) Mujer dormitando (1849)


El lugar tiene la hondura del sueño. 

Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . X

La última de las diez condiciones es que un lugar es un garante de la noche subjetiva. (Sloterdijk, 2004:383)
El habitar del lugar se ahonda precisamente allí donde lo onírico reemplaza a la vigilia, allí donde nos abandonamos a reelaborar las vivencias en las oscuras regiones de lo que quizá sea posible.

De este modo se redondea la caracterización, que aparenta ser exhaustiva, sobre el variopinto conjunto de condiciones necesarias para que un sitio conforme, cabalmente, un lugar 

Una zona regenerativa

Claude-Joseph Bail (1862- 1921) Chico de cocina (1893)


La condición estratégica del lugar comprende tanto la actividad que se estructura allí  así como el ocio reparador. Todo lugar conforta, en alguna medida.

Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . IX

La novena de las diez condiciones es que un lugar es una zona regenerativa. (Sloterdijk, 2004:383)
El lugar no se agota en los aspectos estratégicos de la actividad sino que también comprende el complementario ocio reparador. El lugar ampara la detención necesaria a la recuperación de las energías y a la disposición estratégica y táctica de todo aquello que aprendemos.

Nuestro autor completa  aquí la condición estratégica de la constitución de lugares.

Un emplazamiento para negocios

Kate Chandler-Thompson (s/d) El laboratorio de la calle Strand (1917)


Así como un lugar, como estructura, confiere orden y dirección a la actividad, esta última resulta estructurada según las disposiciones del lugar. Así, un lugar se deja pensar como estructura estructurante, tal como Bourdieu había pensado el habitus.

Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . VIII

La octava condición fijada por Sloterdijk para un lugar es que éste es  un emplazamiento para negocios. (Sloterdijk, 2004:383)

Mientras que la quinta condición caracteriza el carácter de estructura que confiere orden y dirección a la acción del habitante, esta condición se vuelve de potencial a manifiesta en la actividad. Esta actividad aparece estructurada en el lugar en donde tiene lugar su planeamiento estratégico.

Un campamento base para expediciones al entorno de trabajo y vivencias

Fritz von Uhde (1848- 1911) El difícil viaje a Belén (1890)


Tras abandonar el lugar estratégico de partida, hay que abordar el difícil viaje que podrá conducirnos, esperemos, a otro lugar conveniente donde hacer acampada.

Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . VII

La séptima de las condiciones es que un lugar es un campamento base para expediciones al entorno de trabajo y vivencias. (Sloterdijk, 2004:383)
De nuestros antepasados cazadores hemos heredado la estrategia que tiene a la acampada en un lugar como elemento propio.

De este modo nuestro autor caracteriza el papel estratégico que adquiere la constitución de un lugar de referencia para el despliegue del conjunto de todas las actividades.

Un nicho para auto-relaciones

Franciszek Ejsmond (1859- 1931) Anacoreta (1881)


Todo lugar tiene, en profundidad, una condición existencial: siempre es el hombre el que tiene lugar.

Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . VI

La sexta de las diez condiciones es que un lugar es un nicho para auto-relaciones. (Sloterdijk, 2004:383)
El habitante, como causa eficiente de la existencia de todo lugar conforma, en sí una situación. Precisamente en el aquí concretamente constituido es que el habitante constituye identidad, memoria y referencia

Nuestro autor caracteriza aquí la condición existencial de la constitución de lugares.

Una dirección para iniciativas empresariales

José María Calderón (1823- 1876) Gabinete de Don Manuel Romero de Terreros en París (1870)

Desde un aquí determinado es que se organizan las actividades en su orden y dirección.


Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . V

La quinta de las diez condiciones es que un lugar es una dirección para iniciativas empresariales. (Sloterdijk, 2004:383)
Todo lugar supone un origen de coordenadas espaciotemporales para cualquier emprendimiento de los sujetos. Así considerados, algunos lugares asumen con mayor recurrencia este papel, con lo que tienden a configurar lugares-en-el-mundo, puntos señalados de origen de actividades.

Aquí se caracteriza el carácter de estructura que confiere orden y dirección a la acción del habitante.

Un cruce en una red de flujos de datos

Fritz von Udhe (1848- 1911) En la ventana (1890)

Un lugar es allí donde uno habita un aquí y un mundo. Por la ventana circulan también datos, aparte de la brisa y la luz.


Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . IV

La cuarta condición fijada por Sloterdijk para un lugar es que es  un cruce en una red de flujos de datos. (Sloterdijk, 2004:383)

Así como el nudo era la figura para dar cuenta de los vínculos sociales, el término cruce hace mención a la concentración de flujos de información que hace posible que se habiten, congruentemente, un aquí y un mundo. Un lugar, por ello, es necesariamente un ámbito donde se enseñorea el intercambio de datos.

Un nudo de relaciones de hospedaje

Laurent Jiménez-Balaguer (1928- ) Detalle (2010)


La noción de nudo es peculiarmente importante para comprender los vínculos sociales entendidos como tensiones de acercamiento/alejamiento alianza/divorcio o solidaridad/competencia. El nudo es allí donde estas tensiones efectivamente tienen lugar.

Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . III

La tercera de las diez condiciones es que un lugar es un nudo de relaciones de hospedaje. (Sloterdijk, 2004:383)
Las relaciones de hospedaje hacen mención a las relaciones de pertenencia (propiedad y ajenidad), así como las modulaciones de la cercanía o lejanía social y familiar y también aparecen vinculadas a los mecanismos de hospitalidad. La figura del nudo es recurrente en la consideración de la vida social.

Nuestro autor caracteriza de esta forma las condiciones sociales específicas que vinculan a las personas entre sí y con el lugar.

Un local de atmósfera transmitida y actualizada

Bryce (s/d) Oficina de censura postal en la calle Strand (1918)


En esta oficina de censura postal durante la Primera Guerra Mundial, entran y salen esforzados funcionarias, cartas, encomiendas e informaciones. Hay una atmósfera espesa habitada por la esforzada labor y las inquietas sospechas.

Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . II

La segunda condición es que un lugar es un local de atmósfera transmitida y actualizada. (Sloterdijk, 2004:383)
Esta condición supera a la elemental condición físico-topológica de porción de aire mediante la caracterización de una atmósfera, esto es, un medio habitable en donde las condiciones aptas para el desarrollo de la vida implican flujos de materias, energías e informaciones. Estos flujos se extienden más allá de los confines propios del aquí para implicar a todo el mundo de la vida.

Así, Sloterdijk caracteriza las condiciones ambientales imprescindibles para la constitución del lugar.

Una porción de aire cercada y acondicionada

Gustave Anthone (1897- 1925) Interior (s/f)


Es modesto, es austero, es todo lo que hay. Pero es, en su humildad y en toda su dignidad humana, un lugar habitado

Las diez condiciones de un lugar, según Peter Sloterdijk . I

En Esferas III, Peter Sloterdijk detalla diez caracterizaciones de un lugar tal como una vivienda o una estación espacial.
La primera condición es que un lugar es una porción de aire cercada y acondicionada. (Sloterdijk, 2004:383)
Esto no significa necesariamente que se constituya un interior, aunque es frecuente. En realidad, todo comienza con la constitución positiva de un aquí —señalado por una presencia—, de carácter elementalmente habitable —es una porción de aire respirable— y dotado de forma tanto como de alguna forma de acondicionamiento. Estas formas de acondicionamiento pueden ser integrales y sofisticadas, como en el caso de una estación espacial o pueden reducirse a una zona de sombra en una solana.

En esta forma, nuestro autor caracteriza las condiciones topológicas y físicas fundamentales para la constitución del lugar.

Cuestiones de apertura (14)

Se ha reivindicado aquí que los lugares concretos deben considerarse en su constitución física de campos, esto es, estructuras espacio-temporales, en que se desarrolla el fenómeno del habitar. Por otra parte y desde fines del siglo XIX, se ha considerado que la arquitectura es un arte o técnica del espacio.
¿Resulta necesario, oportuno y útil incorporar la dimensión temporal en la arquitectura? ¿Por qué?

Piedra fundamental

Miklós Barabás (1810- 1898) Colocación de la piedra fundacional del puente de las cadenas (1864)


Desde los tiempos más remotos, la inauguración formal y ritual de una obra la constituye la colocación sacrificial de una piedra de fundación. Se trata de una ofrenda ctónica que asegura la feliz consecución de la obra.

Ciencia propia de la arquitectura

Se dice que Jean Mignot, al observar en el siglo XIV los defectos estructurales de las bóvedas de la Catedral de Milán habría predicado que Ars sine scientia nihil est (El arte sin la ciencia nada es): el logro artístico en arquitectura no se consigue sin el auxilio del conocimiento efectivo y la práctica arquitectónica no se legitima por su pura eficacia, sino por su racionalidad.
Así que la arquitectura necesita el respaldo de la ciencia. La discusión es cuál es la ciencia propia del necesario respaldo del ejercicio profesional.
Se puede decir que la física aplicada configura un respaldo ineludible para la construcción. Podría decirse que la geometría anima el trasfondo necesario del diseño. Pero podría replicarse que ni la construcción ni el diseño, con lo importantes que son, agotan la extensión abarcada por la arquitectura. Razonando así, quedaría por dilucidar qué ciencia respaldaría el ejercicio total de la actividad social de producción que es la arquitectura.

Cabe preguntarse por una ciencia específica y privativa de la arquitectura, que ampare la totalidad del obrar. Aquí se cree que tal ciencia es la ciencia del habitar, aún por configurar.

Allá, algo lejos y hace tiempo

Humberto Causa (1890- 1925) Afueras de Maldonado (1918)


El hábitat popular reduce los gestos a la imperiosa necesidad, crece directamente desde un suelo barroso y demora en consolidar su paisaje.

Los arquitectos y el lugar

Para muchos arquitectos, el lugar, como cosa concreta, se desvanece hasta llegar a constituir un puro espacio vacío, esto es, un puro y muy simple recurso de extensión disponible.
Hay otros que afrontan el lugar como un conjunto de recursos de diferente naturaleza: una topografía, un paisaje, un vecindario. Si les ayuda la fortuna y el talento, estos arquitectos logran explotar ciertos elementos brindados por el lugar. Un caso emblemático de esta actitud es la archifamosa Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright.

Pero existe otra posibilidad, mucho más intrigante y seductora. Consiste en intentar cultivar el lugar, lo que quiere decir que la actividad arquitectónica ampare el desarrollo de las potencialidades propias de cada emplazamiento. Así, la obra crece con la vida que allí tiene efectivo lugar. Puede resultar difícil y extraño esto, pero no se negará su sugestión.