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El problema político de la hora

Ángeles Martínez (1953- ) Calle que da al puerto (s/f)

La ciudad como la vivienda es un proceso continuado, que no se puede dejar en manos exclusivas ni de gobernantes, ni de profesionales (arquitectos, urbanistas, etc.) ni de los promotores y constructores. Y menos aún de los bancos y de los propietarios de suelo. Es la ciudadanía organizada que debe promover y guiar las dinámicas urbanas.
Jordi Borja, 2015

En este sitio se ha defendido la idea que el desarrollo urbano obedece a diferentes y conflictivos proyectos sociales del habitar, a los que siguen correspondientes prácticas constitutivas.
Uno de los aspectos más urticantes es el político. Dicta el buen sentido que es la propia ciudadanía organizada y participante la debida protagonista de la vida política urbana. El problema es el cómo.
Y el problema del cómo no deriva tanto de la disciplina urbanística, sino de la teoría política y social. Sólo luego de despejar el problema estructural de la organización política de sociedades justas pueden emerger las directivas urbanísticas correspondientes. Nunca antes.

Aunque nos pese, nuestra ciudad y nuestro habitar en ella, es un resultado del grado relativo de sensatez política de nuestra sociedad. Las llagas de la ciudad son las emergencias perceptibles de nuestra inopia sociopolítica actual.

El cuerpo y la estructura fundamental del lugar (VII)

Aleksandr Deineka (1899– 1969)  Granjera en bicicleta (1935)

Son tan ricas, complejas y sutiles las afectaciones del cuerpo en el lugar que no parece caber duda en que puede considerarse a éste como verdadero arquitecto del lugar.
En efecto, en la composición, en la medida así como en la escala concreta de los lugares, el cuerpo cumple un papel autoral. Al arquitecto profesional —así como lo ha hecho en las calidades de formas y materiales constructivos— quizá le conviniese indagar en el estudio minucioso del comportamiento efectivo del cuerpo en una de sus tareas esenciales que es la concreta y efectiva constitución arquitectónica del lugar como cabal sitio habitado.

La humanidad agradecería el esfuerzo.

Plumas ajenas: Jordi Borja

El derecho a la ciudad no es admitido en Habitat - Naciones Unidas por exigencia de gobiernos nacionales, especialmente los Estados Unidos. ¿Cuál es la razón? Precisamente el carácter abstracto de este derecho no parece que debiera perturbar a los gobiernos y a los organismos internacionales. Es probable que intuyan que el derecho a la ciudad replantea no solo el modelo de ciudad sino el estatuto de la propiedad del suelo y la financiación pública de la vivienda con el objetivos de evitar la especulación, el carácter social de los servicios de interés general, la promoción de la economía colaborativa, el derecho al lugar, la compacidad de la ciudad y la no aceptación de los barrios cerrados, etc Es decir todo lo que se deriva de las proposiciones anteriores. El derecho a la ciudad no es un catálogo de derechos específicos que pueden obtenerse más o menos, unos sí y otros no. Los derechos son interdependientes, no se pueden ejercer unos si faltan los otros. Lo cual requiere políticas integrales y que deben imponerse a la lógica del mercado. No se trata solo de derechos estrictamente urbanos como la vivienda, el espacio público, los equipamientos y los servicios básicos, la accesibilidad y la visibilidad, la centralidad próxima, la movilidad y la inserción en la trama urbana compacta. Pero también la educación y la sanidad públicas, el empleo y la renta básica, la formación continuada y la protección social, el acceso a la cultura y al uso de las tecnologías de información y comunicación. Y la igualdad de derechos políticos y jurídicos a todos los habitantes de la ciudad, la posibilidad real de participar en los procesos de elaboración de los programas de las instituciones políticas y en la gestión cívica o social de las entidades de gestión de interés general.
Jordi Borja


Aisthesis arquitectónica con el concurso de Juhani Pallasmaa (II)


Lang Jingshan (1892-1995)

El tacto es la modalidad sensorial que integra nuestra experiencia del mundo con la de nosotros mismos. Incluso las percepciones visuales se funden e integran en el continuum háptico del yo; mi cuerpo me recuerda quién soy y en qué posición estoy en el mundo. Mi cuerpo es realmente ombligo de mi mundo, no en el sentido del punto de vista de la perspectiva central, sino como el verdadero lugar de referencia, memoria, imaginación e integración.
Pallasmaa, 2005

Aquí aparece otra importante conjetura.
A la consideración del tacto como sentido primigenio se le agrega un papel concertante y sintético. Así, tanto es que a partir del tacto evolucionan los demás sentidos, así como también y recíprocamente, las interacciones entre el sujeto y su lugar tienen su síntesis en cómo el cuerpo toca el mundo. Estas dos importantes hipótesis concurren en una radical asunción crítica sobre nuestra habitual manera de ver la arquitectura, como si de la pura sensación visual derivara, necesariamente, el conocimiento de primera mano de ésta.
Esta asunción propia de la experiencia sensible contribuye a reforzar la pertinencia de una científica antropología del cuerpo como insumo cognoscitivo de todo ejercicio arquitectónico. Al cuerpo le cabría, así, cuatro operaciones fundamentales en la habitación: referencia, memoria, imaginación e integración.

El cuerpo y la estructura fundamental del lugar (VI)

Jerzy Hulewicz (1886 - 1941) Composición (1920)

El cuerpo construye lugares según dos modalidades.
La primera de estas es la constitución de esferas, si atendemos a la presencia en el espacio. Estas esferas han inspirado de modo especialmente a Peter Sloterdijk, hasta culminar en su monumental trilogía, tan inspiradora. Es que el cuerpo supone una arquitectura que, siempre centrada en un aquí, se proyecta sobre el lugar circundante según una forma primordial, simple y por ello rotunda.
La segunda se desarrolla por obra de la errancia: el deambular del cuerpo conforma laberintos, que emergen en el movimiento y el tiempo. Estos laberintos constituyen una protoforma tectónica complementaria de las esferas: aguardaremos con paciencia que el talento de un filósofo como Sloterdijk le dedique la correspondiente atención.

Esferas y laberintos son las matrices fundamentales de toda arquitectura.

Apuntes de viaje (I) Memorable encuentro con una poeta de la cocina en Salerno


En el restaurante Vasilico de Salerno, 2019

En cierto reducto de la hermosa Salerno (Vicolo Piantanova, 7) acertamos, para siempre, con un memorable encuentro.
Allí, la dueña del establecimiento, lejos de contentarse con su esmerada tarea esperable, nos explicó en detalle la historia de cada plato ofrecido. Es que en un lugar así, uno no se limita a disfrutar de una mera pitanza —inmejorable, por lo demás)— sino que oye con placer historias de esfuerzos milenarios por construirse día a día el mundo, empezando por lo fundamental: nutrir cuerpo, espíritu y alma. Y no sólo ello; —que constituye ya una cabal muestra de poesía ancestral— también hubo una prolija mención a cada uno de los proveedores, agricultores que luchan por cultivar de modo sostenible. Allí confirmamos que son las gentes humildes las que tanto se arrojan al mar tanto como se agachan hacia la tierra para encontrarse allí con los auténticos bienes de la naturaleza que se vuelven cosa buena de comer. Son también los humildes los que descubren cómo tratar con sencillez y sabiduría cada producto para producir un plato que luego, con el tiempo, se vuelve un clásico de todas las mesas.
Creo que no todo está perdido si podemos encontrarnos en torno a una mesa, a degustar y conversar, brindando con buen vino y arropados por un especial sentido de la hospitalidad, tan presentes allí, en el sur de la Italia que aprendimos a amar.

El cuerpo y la estructura fundamental del lugar (V)

Jerzy Hulewicz (1886 - 1941) Muchacha en Pegaso (1927)

El horizonte ciñe el lugar, pero hay al menos dos importantes dimensiones humanas de éste que se abren más allá de su confín.
Por una parte, hacia adelante,  hacia lo que vendrá y más allá del horizonte se despliega la dimensión alethotópica, la dimensión propia de las revelaciones del conocimiento. Es que no sólo avanzamos hacia el horizonte: nos proyectamos hacia el trasfondo del que emergerá todo aquello que sea dable descubrir. Ciertamente, los humanos no disponemos de alas, pero sin embargo, llegamos a volar.
Por otra parte, hacia atrás, hacia el pasado y tras el horizonte se extiende una dimensión opuestamente orientada a la anterior y es la tanathotópica. Allí yace lo vivido, lo muerto, y se apiña tanto la memoria, el recuerdo así como el olvido. Sabemos que somos mortales: nos extendemos allí con otras alas.

En la tradicional y falaz escisión entre el cuerpo y el alma, puede que se piense que estas no son dimensiones propiamente corporales, pero es necesario revisar a fondo esta asunción.

Plumas ajenas: Jordi Borja

La recuperación de la ciudad compacta ha sido la respuesta contraria a la urbanización difusa, fragmentada físicamente, segregada socialmente y atomizada cultural y políticamente. Los factores que intervienen en esta recuperación son evidentes. Se ha ido generando un consenso (relativo) entre profesionales, responsables políticas y ciudadanos activos que la ciudad compacta es socialmente más integradora y más justa, políticamente más gobernable y participativa y ambientalmente más sostenible y menos despilfarradora. Contra el tópico la ciudad compacta es más segura que las urbanizaciones periféricas. La actividad económica se desarrolla mediante la interdependencia entre empresas y entre colectivos profesionales. Y la creatividad cultural y la innovación social y cultural se generan principalmente en las ciudades densas y heterogéneas. Son las ciudades donde el azar crea los intercambios más productivos.
Sin embargo las dinámicas del mercado, la atomización de los gobiernos locales en las áreas o regiones metropolitanas y la debilidad o complicidad de los profesionales y de los gobernantes se genera una dualidad entre la ciudad compacta que mantiene en algunas partes el ambiente convivencial y creativo y las periferias metropolitanas lacónicas, empobrecidas culturalmente y en muchos casos monoproductivas. Es la resistencia social de los ciudadanos que defienden su “derecho al lugar”, a mantenerse en el barrio o ciudad en donde poseen los lazos sociales, la memoria del espacio, la diversidad de ofertas y de posibilidades. Y también las poblaciones que se instalaron en conjuntos de vivienda con la expectativa de una vida mejor y que en bastantes casos al cabo de un tiempo los abandonan y buscan acomodo en barrios, a veces degradados o marginales, pero conectados con la trama ciudadana.
Jordi Borja


El cuerpo y la estructura fundamental del lugar (IV)

Jerzy Hulewicz (1886 - 1941) Leda y el cisne (1928)

El cuerpo desarrolla unas prácticas que afectan la constitución del lugar.
La práctica más primitiva y entrañable es la manipulación. Las manos del hombre vuelven su mundo en una proliferación de cosas asidas, consideradas, arrojadas, implementadas. Hay un mundo que se deja conquistar por las manos, hay una dimensión quirotópica en los lugares.
A la manipulación le sigue de cerca el trabajo y su correspondiente dimensión ergotópica con sus escenarios de esfuerzo, cooperación y competencia. No lejos de ello se desarrolla un formidable recurso estructurador: el juego y su dimensión propia, la nomotópica.
A estas prácticas se agregan, misteriosas y apasionantes como pocas tanto la erótica como la prospección de las cavidades interiores, esfuerzos denodados en la conformación efectiva de antros, de madrigueras y de alcobas donde reina tanto la penumbra como el ardor.

El cuerpo, practicante incansable, proyecta sus improntas sobre el lugar.

Plumas ajenas: Jordi Borja

La disolución de la ciudad en las periferias y la exclusión social en las áreas.
Se tiende a una urbanización difusa, dispersa, fragmentada y segregadora, la no ciudad. Barrios cerrados, conjuntos de vivienda social lejos de la trama ciudadana, centros comerciales que no son centros urbanos solamente rodeados de estacionamiento, puntos nodales cuya única vida la da la gasolinera, un bar y un pequeño supermercado, polígonos industriales pomposamente denominados parques de innovación tecnológica y que pueden ser galpones de almacenamiento, suelo expectante pendiente de obtener beneficios especulativos, vías más o menos rápidas al servicio de los autos privados, contaminantes y condición para multiplicar el precio del suelo, etc.
La otra cara es la ciudad compacta y excluyente, donde se concentra principalmente una parte importante de sectores altos y medios, residentes y/o usuarios de las áreas centrales, donde se realizan grandes proyectos complejos para el terciario superior (financiero, administrativo, comercial), la “nueva economía” (o “economía del conocimiento”), las instituciones políticas, etc. Los centros históricos se museifican y se gentrifican, los barrios residenciales se securizan mediante la homogeneización social, los barrios populares van modificando su población a medida que se produce la renovación urbana y algunos barrios degradados son refugio de colectivos marginados, no necesariamente marginales. Progresivamente los sectores populares son excluidos de la ciudad, del lugar donde se puede ejercer la ciudadanía, el derecho a la ciudad se pierde o se reduce a mínimos.
Jordi Borja


Aisthesis arquitectónica con el concurso de Juhani Pallasmaa (I)


Lang Jingshan (1892-1995)

La opinión del antropólogo Ashley Montagu, basada en pruebas médicas, confirma la primacía del mundo háptico: "[La piel] es el más antiguo y sensible de nuestros órganos, nuestro primer medio de comunicación y nuestro protector más eficaz [ ...]. Incluso la transparente córnea del ojo está recubierta por una capa de piel modificada [ ...]. El tacto es el padre de nuestros ojos, orejas, narices y bocas. Es el sentido que pasó a diferenciarse en los demás, un hecho que parece reconocerse en la antiquísima valoración del tacto como 'la madre de todos los sentidos".
Pallasmaa, 2005

¿Cómo interpretar cabalmente esta hipótesis?
La primacía del mundo háptico debe considerarse al tacto un fundamento de los demás sentidos, en un significado tanto funcional como evolutivo. De esta forma, el tacto es entendido como el sentido primigenio de todas nuestras sensaciones, el más entrañable, el nuclear. De allí se deriva una reconsideración de su papel cognoscitivo contemporáneo, la crítica al dominio de la sensación visual, tan dominante hoy día y, lo que más importa, la refundación de una aisthesis arquitectónica, esto es, una teoría específica de la recepción estética en arquitectura.

El cuerpo y la estructura fundamental del lugar (III)

Aleksandr Deineka (1899– 1969)  Oda a la primavera (1927)

De la intensa y compleja interacción del cuerpo con las diferentes manifestaciones de la energía en el ambiente provienen por lo menos tres importantes dimensiones según las cuales el lugar cobra estructura y forma.
Mientras que el oído y la voz dan lugar a las campanas sonoras que mencionara Sloterdijjk, el lugar se puebla de los murmullos de fondo de la vida, se distinguen por sutiles gradientes propios y extraños y se da forma a los silencios habitados en apartamiento.
Por su lado, la piel se aplica a buscar y distinguir los gradientes térmicos que nos hacen preferidos unos u otros territorios: buscamos ya el calor confortante, ya la sombra fresca, ya el cobijo reparado del viento.

Pero es con la luz y su registro diferencial que aplicamos nuestra mayor sutileza en el arte de disponer arquitectónicamente la estructura del lugar según éste se deja ver y entender

Plumas ajenas: Jordi Borja

En resumen el urbanismo es primero ética y política, luego su concreción supone utilizar e innovar las técnicas urbanísticas adecuadas y dialogar con los actores políticos y económicos y la ciudadanía interesada. No es una caja de utensilios como un fontanero, es un proceso complejo que se desarrolla en el tiempo y en el espacio, entre lo simbólico y lo material y en el que participan múltiples actores. Uno de ellos son los urbanistas, sean planificadores, arquitectos, ingenieros, juristas, geógrafos, economistas, sociólogos, paisajistas, ambientalistas, filósofos, activistas sociales, etc. Sin embargo son indispensables y de nada sirven los valores y las ideas, las decisiones políticas y las movilizaciones sociales, si no se disponen de los instrumentos propios del urbanismo, sea para hacer o deshacer la acción en el territorio.
Jordi Borja1



El cuerpo y la estructura fundamental del lugar (II)

Aleksandr Deineka (1899– 1969)  París, 1935

Los movimientos primordiales del cuerpo proyectan sus improntas en la estructura del lugar.
Así, la marcha inflige tanto profundidad perspectiva como tiempo vivido y las cosas no hacen más que inaugurar un anhelo de horizontes que no cesa. El erguirse sobre los pies opera moralizando en la dimensión de la altura: desde entonces habrá sentido de la eminencia y de la postración. El simple pero profundo gesto de abrir los brazos inaugura la vivencia entrañable de la amplitud.

Pero con estos movimientos, el cuerpo apenas comienza su tarea de conferir estructura al lugar. 

Plumas ajenas: Jordi Borja

El urbanismo se ha vinculado a la ordenación física de la ciudad existente y el desarrollo de la misma. Los urbanistas, principalmente arquitectos e ingenieros, determinan las formas futuras de la ciudad, y casi siempre los usos. Son los hacedores de planes y proyectos. Las otras profesiones (juristas, economistas, sociólogos o geógrafos) pueden hacer contribuciones complementarias, que se suponen sirven para viabilizar las propuestas. Esto es la apariencia. En realidad las dinámicas del mercado van más rápido que la elaboración y ejecución de los planes y proyectos. Lo mismo los comportamientos sociales. Las decisiones políticas deben implementar cambios, aprobar cambios, establecer otras prioridades o simplemente interpretar permisivamente lo que exigen el negocio mercantil o las reivindicaciones ciudadanas. La ciudad actual es más proceso que estructura, por lo menos si se pretende entender para intervenir en ella. Es un flujo permanente que hay que orientar en un sentido o en otro. Hay que reconocer las tendencias en curso, siempre contradictorias, y decidir cuales son las tendencias a frenar o a reducir y las que es preciso potenciar. Como en la cancha, el entrenador debe estar modificando los planteamientos y las colocaciones de los actores.
Jordi Borja1

El cuerpo y la estructura fundamental del lugar (I)

Jerzy Hulewicz (1886 - 1941) Inspiración (1922)

El cuerpo constituye una estructura estructurante del lugar.
Los constituyentes puramente físicos del sitio: el suelo, el cielo, el horizonte adquieren sentido y relaciones mutuas gracias a la proyección fundamental del cuerpo en su lugar. Es que en el cuerpo, en su constitución y funcionamiento, reside la causa eficiente de los rituales recurrentes del habitar y de este modo conforma la estructura fundamental del lugar.
Esta idea anidó en la intuición lecorbuseriana del Modulor, pero debe desembarazarse de las limitaciones métricas y mecanicistas originales.

Una arquitectura concebida como humanismo práctico debe partir de esta entrevisión y desarrollar una nueva acuidad perceptiva y reflexiva para observar, con método, la constitución efectiva de los lugares.

¿Qué es una “casa”?

Eugenio Zampighi (1859- 1944) Una familia (s/d)

Una casa es el lugar donde uno es esperado.
Antonio Gala
El término ‘casa’ se hace eco del significado del término griego oikos.
En efecto, tanto casa como oikos nombran, a la vez, al edificio que se habita, a la familia allí residente y al capital social que tiene allí asiento y referencia.
Al conservar estos tres significados, el vocablo tiene una extensión semántica y conceptual mucho mayor que ‘vivienda’. A la vez, supone un término más preciso que ‘morada’ para dar cuenta de la unidad adecuada, digna y decorosa de un concreto lugar para vivir constituyendo una unidad microsocial y desde allí  y entonces afrontar la vida pública.
Piénsese en los matices de significado entre las locuciones derecho a la vivienda con respecto a derecho a la casa. Piénsese que el término casa es el que permite pensar en aquel lugar en que uno es esperado. Piénsese en el diferente orden de connotaciones humanas y afectivas del término.

Nunca se es demasiado prudente en el empleo diverso de las palabras.

Las ciudades como lugares de llegada

Jean Béraud (1849- 1935) Avenida parisina (s/d)

Me gusta definir las ciudades como lugares de llegada. No han existido nunca por ellas mismas: son núcleos dinámicos que se crean con gente que viene del campo, de otros países. Los habitantes de las ciudades son llegantes. Si desde las ciudades les negamos los lugares de llegada a los refugiados, los estamos expulsando del mundo.
Marina Garcés, 2016

Definir las ciudades como lugares de llegada supone una visión especialmente lúcida.
En primer lugar, la perspectiva se desplaza de las cosas de la ciudad para abordar, en un único y amplio gesto, una realidad, en principio humana. Y empezar por lo humano siempre es bueno.
Pero lo mejor proviene de reparar en qué hacen las personas en la ciudad. Y lo primero que hacen es llegar a ella. Y, si uno lo piensa bien, el acto originario del hecho habitable que es una ciudad, es, precisamente, llegar a ella, convocarse, tener lugar allí.

Convendría no olvidar nunca esta condición originaria.

El rumor de la vida

Carl Schweninger jr. (1854-1903) Chismes en el salón (1903)

En los palacios museificados de la actualidad nos queda el boato recargado de otras épocas. Pero también deberían quedarnos los ecos de una sociabilidad vivaz, aguda y afilada que desplegaba antaño el ámbito que ahora permanece mudo y vacío.
Los arquitectos nos formamos contemplando con fruición ciertas magníficas vacuidades y tendemos injustamente a soslayar la vida de las gentes en los lugares. Es tiempo que agucemos la imaginación para prestar oídos y sensibilidad al rumor de la existencia social.

Así, es esperable que nuestra arquitectura advenga con una correcta y magnífica vocación de humanidad.

Plumas ajenas: Jordi Borja

El comercio ciudadano está vinculado a las calles y plazas, a los mercados abiertos y a los centros comerciales integrados en el tejido urbano, a la galerías y al uso de lugares efímeros par comercios o intercambios informales. Requiere población, proximidad y diversidad. Si los centros urbanos tienden a expulsar la población residente y consumidora debido a la presión de las oficinas públicas o privadas la ciudad pierde su savia vital, los habitantes y el comercio diario. Si estos centros devienen zonas turísticas, donde los residentes estables son sustituidos por apartahoteles, pensiones y hoteles y el comercio diario por tiendas de souvenirs, restaurantes de fast food y terrazas que monopolizan el espacio público la pervivencia de la ciudad y de sus centros más significativos corre el riesgo de acabar matando la gallina de los huevos de oro. El turismo es una actividad intermitente, estacional y sometida a las modas y a la competencia. Además tiene efectos depredadores sobre la ciudad, lo cual conlleva la degradación de la oferta. Los momentos de boom con frecuencia van seguidos de largos períodos de decadencia.
Jordi Borja1



Expolición como recurso heurístico

Gustave Flaubert (1821-1880)
Homenaje a quien agonizó en la escritura buscando le mot juste

La expolición es una figura retórica que opera ampliando una idea mediante una enumeración detallada de los aspectos componentes.
En este sito se suele examinar un conjunto de expresiones tenidas por sinónimas para reflexionar críticamente sobre el campo semántico. Esto permite distinguir matices, precisar sentidos y ajustar referencias.
Por ello, este procedimiento resulta un modesto pero imprescindible recurso heurístico, porque permite conceder a cada término una asignación de significado preciso y, recíprocamente, a cada entidad, el derecho al nombre propio, justo y adecuado.

De paso, vamos averiguando de qué cosas hablamos, cómo las nombramos y qué referencias entablamos. En este ciclo, a nuestro modo, construimos conceptos.

¿Qué es una “morada”?

Christian Krogh (1852- 1925) Cansancio (1885)

Nuestra morada es el centro de los mundos. Desde ella penetramos en el mundo, para luego regresar a ella. Desde nuestra morada desafiamos al mundo, y a ella volvemos cuando huimos del mundo. El mundo son los alrededores de nuestra morada. Ella es la que afianza el mundo. El tráfico entre morada y mundo es la vida.

Vilém Flusser

Por ‘morada’ se tiene a un lugar de asiento, de detención o residencia algo continuada en un lugar.
También significa el lugar donde se habita. Etimológicamente es afín con el término latino mora ‘tardanza’. La noción es clara y muy adecuada a nuestros fines: habitar constituye moradas en un sentido muy amplio: la casa o residencia, sí, pero también el lugar de trabajo o estudio, incluso un lugar público frecuentado con asiduidad. El término es amplio y general: se refiere a un lugar y no estrictamente a un edificio específico. Indica una relación habitual entre una persona y un sitio, cuando la primera tiene efectivo lugar.

Por ello, una locución tal como derecho a la vivienda muda de carácter cuando se la transforma en derecho a la morada. Y quizá esta última expresión aluda a un derecho humano formulado en una forma más adecuada que la consagrada por el uso y la legislación.

De una ‘vivienda’ a ‘un lugar en la ciudad’

Johannes Vermeer (1632- 1675) Casas en Delft (1658)

La vivienda es uno de los elementos que hacen la ciudad, pero sin estar integrada a la ciudad la vivienda no es vivienda adecuada. Un concepto clave es el derecho a la ciudad.
Jordi Borja, 2015
Contar con una vivienda es disponer de una cosa útil y valiosa, pero no alcanza.
La profunda demanda social es por lugares adecuados, dignos y decorosos en la ciudad. A partir de la morada se despliega un sistema de lugares que deben verificar estas condiciones fundamentales. Sin este sistema de lugares, una vivienda apenas es un alojamiento. Sin estas condiciones, el habitar humano no tiene aún lugar.

El concepto clave, en verdad, es el derecho a habitar. Por la ciudad es que se empieza.

Plumas ajenas: Joan Salvat-Papasseit

La casa que quiero

La casa que quiero
que la mar la vea,
y árboles con fruto
me la festejen.

Que se llegue por un camino
brillante de rocío,
no muy lejos de los pinos
que la lluvia amainan.

Por si necesito descanso
que venga la luna;
y cuando el sol salga
que me dé los buenos días.

Que cuando sea verano
comparezca la golondrina
en el blanco de cal
del porche con abejas.

Oyendo la canción
del labrador que cava;
con la salobridad
del viento del mar.

Que se vea una ciudad
desde la ventana,
y se oigan los clamores
de guerra o de fiesta:
para estar allí enseguida
si nace una gesta.
Joan Salvat-Papasseit


Intercambios generalizados

Paul Jamin (1853–1903) Tentación (s/f)

No hay ciudad sin comercio, es la base de la cultura ciudadana. Por esta razón se puede definir la ciudad como espacio público, como mercado, como ágora. Los ciudadanos no nacen, se hacen en el ámbito del espacio público.
Jordi Borja


¿Qué agregar, si está todo dicho?

El lugar como sistema abierto

Caspar David Friedrich (1774- 1840) Salida de la luna sobre el mar (1822)

El lugar es un concepto teórico fundamental para describir las relaciones entre los seres humanos y su ambiente vivido.
En este sitio definimos al lugar como un campo, esto es, una estructura espacio-temporal significativo para la habitación humana. A esto cabe agregar su constitución en términos de sistema abierto. Todo lugar, en efecto, constituye un conjunto de entidades relacionadas entre sí según un orden que contribuyen al objeto de la habitación humana del ambiente. Este sistema tiene la característica de abierto, sustituyendo la aparente inespecificidad del carácter de todo lugar.
Sucede que indicar un lugar no equivale a señalar un confín nítidamente delimitado y autosuficiente, sino hacer mención a un orden de relacionamiento de elementos que se originan en el cuerpo del habitante y llegan, en su extremo, a involucrar al cosmos.

Una importante ley interior, que relaciona a todos los elementos entre sí, es aquello que aquí denominamos arquitectura del lugar.