"Sólo por la filosofía puede experimentar la inteligencia cómo sus pasiones llegan a conceptos". Peter Sloterdijk, 1998
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Reescrituras (XXV): Los sueños. Modos de dirigirlos
Anónimo. Portada del libro Los
sueños de Hervey de Saint-Denys (1867)
Por ahora, se trata de soñar e intentar cultivar el sueño
lúcido, materia ilustrada por este libro, del que apenas hemos salvado la
portada. Soñar, en todo caso, en que otro mundo es posible.
*
* *
El
ejercicio de la duda y la conjetura demanda mucho rigor para ser considerado un
ejercicio verdaderamente filosófico.
Por
esto es más apropiado a la humildad reivindicarse como soñador, como onironauta,
navegante de ensueños tan desprovisto de brújula como animado por las ansias
del puro navegar.
Lástima
grande que sólo llegáramos a atisbar la mera promesa de dirigir, con medios
adecuados, la embarcación ebria del sueño.
El ejercicio de la duda y la conjetura
Hendrick ter
Brugghen (1588-1629) Heráclito (1628).
Apostar por la filosofía hoy es
rebelarse contra su imposibilidad y su muerte. Esto se ha traducido, demasiado
a menudo, en posiciones justificatorias y en el fondo victimistas acerca de la
defensa de la filosofía, como si fuera una especie en extinción que hay que
preservar en un zoológico. Pero la filosofía no puede justificarse ni mucho
menos preservarse. Todo lo contrario: tiene que practicarse y exponerse. Salir de
allí donde se decreta su muerte para redescubrir su necesidad. Ya en 1978, la
filósofa húngara Agnes Heller escribía: «La necesidad de la filosofía crece sin
cesar; tan sólo la propia filosofía lo ignora todavía».
Marina
Garcés
Hay
quien se enorgullece a justo título de su espíritu asertivo, de su reconocida
capacidad práctica y hasta de su encomiable talento creativo. Ninguna de estas
características puedo reivindicar. Pero me aplico con constancia al denodado
ejercicio de la duda y la conjetura. Simplemente
porque alguien tiene que hacerlo. Porque alguien, en algún lugar del mundo
recogerá el guante del desafío y construirá alguna certeza que quizá fuera
bueno forjar en un futuro que me está, inevitable, más allá del horizonte que
habito.
Contra la ciudad adjetivada (XI) Ciudad creativa
blog.esarq.edu.mx/2015/07/22/quien-se-acuerda-de-ciudad-creativa-digital/
En los documentos oficiales de
HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura,
ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática,
ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad
creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio,
ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa,
ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible,
ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos,
ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala
humana...
Fernando
Carrión, 20161
Tras
esta adjetivación se esconde una doble reducción.
En
primer lugar, el concepto de creatividad se restringe a priori a un conjunto
discreto de actividades tales como el diseño, moda, gráfica y similares. El
problema es que la efectiva creatividad en las ciudades efectivamente
existentes se difunde a lo largo, ancho y profundidad de la actividad social,
sin restringirse en ninguna región en particular.
Por
otro lado, la “ciudad” creativa es concebida como un enclave territorial en una
ciudad existente, tal como en el caso de Guadalajara. Así que veamos qué sucede
en los hechos.
Las evidencias mostradas hasta el momento,
reflejan que la Ciudad Creativa Digital es un proyecto tendiente a la exclusión
económica, social y urbana, de manera que lo que podríamos esperar de éste no
sería muy distinto a lo que nos presentan casos similares en diferentes partes
del mundo, y que han sido ampliamente documentados por el Museo de los
Desplazados. La idea de gentrificación social y económica con la que se asocia
al proyecto, se ha ido construyendo como consecuencia del discurso concreto de
la acción gubernamental. – Véase::
http://desmesura.org/firmas/de-que-tamano-es-la-ciudad-creativa-digital#sthash.tbUEzA2k.dpuf
Habida
cuenta de los antecedentes de la operación de adjetivación ¿cabe sorprenderse
en esta oportunidad?
1
Artículo completo en
Plumas ajenas: Kenneth Frampton
Como es bien sabido, el
surgimiento de la arquitectura como práctica
individual consciente de sí
misma es inseparable del ascenso de la clase burguesa en la segunda mitad del
siglo XV. El origen de nuestra noción del diseño arquitectónico como un
proceder específicamente moderno, innovador, no tradicional, no puede ser
hallado remontándose más allá de ese momento en la historia, cuando las
primeras señales de la división del trabajo y la disolución de la cultura
gremial anterior a la alfabetización son perceptibles en los métodos mediante
los cuales Brunelleschi erigió la cúpula sobre Santa Maria del Fiore en
Florencia. Estamos en deuda con Giulio Carlo Argan por su observación de que
éste es precisamente el momento en que las así llamadas artes liberales
adquieren su ascendente sobre las artes mechanicae y en que el ascenso del
arquitecto/artista individual, como un protoprofesional, causa el
correspondiente descenso de la estatura de los maestri o maestros artesanos.
Esta condición se refleja en el hecho de que, aunque la catedral genérica y el
cobertizo cotidiano eran empresas marcadamente diferentes dentro de la cultura
gremial, parece haber existido una continuidad simbiótica en la visión medieval
del mundo que servía para unificar la producción entera de una civilización
basada en la agricultura. Esta continuidad es evidente en el hecho de que el
granero y el templo surgieron del mismo género de producción artesanal.
Kenneth
Frampton, 1991
Viejas cuestiones (XXVI): Las dimensiones políticas del habitar
¿Cuáles son las dimensiones políticas específicas del habitar?
En la
actualidad pueden, por lo menos, avizorarse tres componentes principales:
- En primer lugar un examen específicamente sociopolítico de las prácticas sociales del habitar en cada una de sus instancias: concepción, demanda, proyecto, construcción e implementación efectiva.
- En segundo término, un congruente examen sociopolítico del activismo social por el habitar, tanto en sus manifestaciones específicas sobre la vivienda social así como con respecto a la vida ciudadana.
- En tercer lugar, el concepto de habitar conduce, de suyo, a reexaminar la agenda de derechos sociales, económicos y culturales.
Como
se puede apreciar en principio, las dimensiones políticas del habitar prometen
estar preñadas de contenido, aunque la conciencia social al respecto es aún
incipiente.
Reescrituras (XXIV): ¿Cuál de los elementos?
Jean Béraud (1849- 1935) Un día
ventoso en el Pont des Arts (1881)
¿Cuál de los cuatro elementos es el propio del habitar? ¿El aire
que se deja ocupar, respirar y que agita a los paseantes? ¿El agua que corre y
separa la ciudad y que justifica el puente? ¿La tierra por la que transitan
intensamente las personas? ¿El fuego, que aguarda el regreso de los ateridos?
*
* *
Pensar
en los mitos elementales supone intentar dar un paso atrás reflexivo en busca
de un pensamiento que aún no se somete a la disciplina de la razón
convencional.
Ese
paso atrás no es otra cosa que una artimaña del pensamiento: explorando los
territorios del mito pueden encontrarse entrevisiones, sospechas e intuiciones
que nuestra manera actual de pensar reprime, con buenas pero no suficientes
razones. La poética sustituye así el discurrir corriente.
Lo
que no puede la razón diurna lo podrá el ensueño poético y crepuscular del
pensar mítico.
Soñar una terraza
Frederick
Arthur Bridgman (1847- 1928) Cleopatra en
las terrazas de Philae (1896)
Soñar
una terraza es soñar propiamente un sueño, habitar su lugar propio y genuino.
Una
terraza que valga la pena soñarla tiene un distanciamiento crítico, mayestático
y decidido con el suelo. El cielo se vuelve más próximo, más cómplice; es la
pintura de la bóveda propia de la presencia del soñador. Pero lo decisivo en la
experiencia vital de una terraza es el dominio explícito del horizonte. Nos
elevamos, soberbios y triunfantes, para mejor ejercer legítimo imperio sobre el
mundo que hacemos nuestro con la mirada.
Y
toda esta gloria no es otra cosa que la simple habitación de una terraza
Contra la ciudad adjetivada (X) Ciudad innovadora
Medellín ¿una
ciudad innovadora?
En los documentos oficiales de
HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura,
ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática,
ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad
creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio,
ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa,
ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible,
ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos,
ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala
humana...
Fernando
Carrión, 20161
Si se
detiene uno un poco a pensarlo, resulta algo extraño caracterizar una ciudad
como innovadora, si esta adjetivación
resultara una nota distintiva.
La
ciudad, por su propia constitución sociocultural, es el ámbito en donde tiene
lugar la innovación como proceso constante y aplicado. En ausencia de
innovación podríamos preguntarnos por el estatuto efectivo de una comunidad de
asentamiento reducida al puro agregado social informe e inarticulado.
Por
otro lado, si quisiéramos señalar una nota realmente diferencial, caeríamos en
desvirtuar el fondo conceptual que anida en el término innovación: puede haber ciudades o sociedades más noveleras, más
amantes de las novedades, más proclives a los caprichos de modas, más
seguidoras del capricho. Pero no por ello innovadoras en su sentido social y
cultural más profundo.
La
caracterización de ciudad innovadora puede resultar en un obstáculo
epistemológico para reconocer los impulsos efectivamente innovadores que de
hecho y por fortuna ya se desarrollan en cada ciudad efectivamente existente y
viva.
1
Artículo completo en
http://elpais.com/elpais/2016/11/10/seres_urbanos/1478767051_442355.html
Plumas ajenas: Italo Calvino
Más allá de seis ríos y tres cadenas de montañas
surge Zora, ciudad que quien la ha visto una vez no puede olvidarla más. Pero no
porque deje, como otras ciudades memorables, una imagen fuera de lo común en
los recuerdos. Zora tiene la propiedad de permanecer en la memoria punto por
punto, en la sucesión de sus calles, y de las casas a lo largo de las calles, y
de las puertas y de las ventanas en las casas, aunque sin mostrar en ellas
hermosuras o rarezas particulares. Su secreto es la forma en que la vista se
desliza por figuras que se suceden como en una partitura musical donde no se
puede cambiar o desplazar ninguna nota. El hombre que sabe de memoria cómo es
Zora, en la noche, cuando no puede dormir imagina que camina por sus calles y
recuerda el orden en que se suceden el reloj de cobre, el toldo a rayas del
peluquero, la fuente de los nueve surtidores, la torre de vidrio del astrónomo,
el puesto del vendedor de sandías, el café de la esquina, el atajo que va al
puerto. Esta ciudad que no se borra de la mente es como una armazón o una
retícula en cuyas casillas cada uno puede disponer las cosas que quiere
recordar: nombres de varones ilustres, virtudes, números, clasificaciones
vegetales y minerales, fechas de batallas, constelaciones, partes del discurso.
Entre cada noción y cada punto del itinerario podrá establecer un nexo de
afinidad o de contraste que sirva de llamada instantánea a la memoria. De modo
que los hombres más sabios del mundo son aquellos que conocen Zora de memoria
Italo
Calvino Las ciudades invisibles
Viejas cuestiones (XXV): El compromiso del arquitecto
Lawrence
Alma-Tadema (1836–1912) Arquitectura en
la antigua Roma (1877)
Ocuparse del habitar supone un compromiso específico del
arquitecto.
Pero el habitar puede no ser una única finalidad necesaria para
la arquitectura.
¿Con qué se compromete una arquitectura más allá —o fuera— del
habitar?
El
habitar humano no es el único
compromiso posible del ejercicio profesional de la arquitectura.
De
hecho, el primero de los compromisos históricos es con la construcción en sí,
con la empresa ingeniera que resuelve estructuras estables y durables.
Arquitectos e ingenieros, desde ese entonces, abordan la gesta heroica del
construir. Esto implica una épica y una ética concertadas en torno al producto
material.
Con
el desarrollo de las condiciones sociales, económicas y culturales, emergió en
la conciencia social un nuevo compromiso con el designio, esto es, con el poder
de imponer una forma significativa a la materia. Los arquitectos viraron hacia
el arte ennoblecido por la incorporación protagónica de las virtudes del
intelecto, peculiarmente reconocidas en la geometría. Estas condiciones son
propias de una poética propia y diferencial, que conduce a algunos a
reivindicar, no sin esfuerzo, una eventual autonomía disciplinar.
Aunque
parezca difícil de explicar en un contexto de sentido común, el compromiso
consciente y asumido del arquitecto con el habitar no deja de ser una novedad
histórica.
Reescrituras (XXIII): El cuerpo relajado y triunfante
François Boucher (1703- 1770) Joven
durmiendo (1760)
Hacia el siglo XVIII comienza —al menos en la civilización
occidental— un proceso histórico de
revaloración del placer corporal, de la actitud relajada y de la búsqueda
refinada de la comodidad. Los cuerpos reclaman, desde entonces, confort.
*
* *
Hoy
no podemos concebir nuestra existencia si no es al amparo del confort que nos
deben brindar las cosas de vivir.
El
confort es un constructo histórico, sin embargo, tal como también lo es nuestra
contemporánea concepción del cuerpo, de sus atribuciones y valores, de su
relación con útiles y enseres, de su relación con los ámbitos poblados.
¿Cuáles
son las condiciones sociales, económicas e históricas que alumbran el
desarrollo de conceptos tales como el confort, el cuerpo y el habitar?
El examen atento del cielo
Cumulonimbos
Cuando no ando en las nubes,
ando como perdido.
Antonio
Porchia
La
observación del cielo no debe tenerse como un pasatiempo banal.
Nuestro
conocimiento geográfico concreto proviene de reconocer, en forma ya sistemática
o ya sintética, las más pormenorizadas características del cielo que nos
resguarda. Poblar un lugar preciso de la tierra es arroparse con su luz, con su
color, con las figuras de su estado. Andar en las nubes, en el fondo, supone
situarse firme en tierra y comprender cómo domina nuestra posición la clave de
la bóveda, que siempre es una circunstancia peculiar de nuestra situación.
Por
ello, el poeta, si no puede andar en las nubes, se pierde en un lugar que se
vuelve, por este hecho, uno cualquiera. Por ello, la apreciación cotidiana del
cielo debería constituir un derecho ciudadano reconocido: para poder verificar
dónde es que uno está. Por ello, es con las nubes del cielo que podemos afirmar,
sin duda razonable alguna, que permanecemos aquí y ahora.
Contra la ciudad adjetivada (IX) Ciudad autónoma
Buenos Aires,
ciudad autónoma
En los documentos oficiales de
HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura,
ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática,
ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad
creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio,
ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa,
ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible,
ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos,
ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala
humana...
Fernando
Carrión, 20161
Es
difícil definir positivamente un concepto general de ciudad autónoma.
Todo
parece indicar que el señalamiento especial de autonomía de una ciudad es un
reconocimiento de un cierto status político especial que tiende a recortar
políticamente la ciudad de su territorio circundante. En este sentido, la
autonomía nunca es plena o absoluta, sino que deriva de la atribución de
determinados poderes a autoridades locales para administrar ciertos asuntos que
nunca agotan el total. La reivindicación de la autonomía de una ciudad en
particular siempre es una concesión política al poder que ejercen ciertos
actores políticos en una circunscripción determinada.
En
virtud de ello, parece que el “concepto” de ciudad autónoma no constituye tal,
sino que, a lo sumo, aparece como una idea interesadamente presentada por
aquellos que en determinada ciudad tienen en su mano una cierta rienda del
poder local.
1
Artículo completo en
http://elpais.com/elpais/2016/11/10/seres_urbanos/1478767051_442355.html
El sentido del andar
Carl
Wilhelmson (1866- 1928) Trabajador
(s/f)
Las certidumbres sólo se
alcanzan con los pies.
Antonio
Porchia
Por
eso es que hay que andar: porque es preciso hacer presencia ante las
certidumbres. Porque es preciso alcanzarlas, encararlas, volverlas concreta y
propia situación. Porque sólo llegados allí, podemos efectivamente verificar
que somos de un modo particular: de muchos estados posibles, uno específico,
aquí y ahora.
Viejas cuestiones (XXIV): Proyecto y diseño
Le Corbusier
(1887- 1965) Villa Savoye (1929)
Diseñar es darle forma al futuro del
mundo en que vivimos. Sin embargo, por muchos motivos, esto parece una empresa
desesperanzadora fundada en los fracasos de nuestros predecesores, afirma Tim Ingold.
¿Es verdad que diseñar es
darle forma al futuro del mundo en que vivimos?
Lo
que le confiere forma efectiva al futuro de nuestro mundo es el proyecto, no el
diseño. La distinción entre el proyecto y el diseño es sutil, por cierto, pero
inequívoca.
Un
proyecto se lanza —por su virtud específica de advenir pro-yecto— hacia adelante, hacia un estado propiamente futuro.
Nosotros mismos somos proyectos: somos los lanzadores, la lanzadera y el
proyectil. Nuestra condición es siempre hipotética, conjetural, inacabada.
Pero
un diseño es una conclusión, un cierre, un acabado. La forma diseñada encierra,
constriñe, sofoca cualquier alternativa: se
es de cierta forma, toda posibilidad se extingue en ese momento.
Un
diseño es una concreción de un presente que en el momento de sacrificar las
alternativas fracasa irremisiblemente.
Reescrituras (XXII): Estética de la pobreza vs. fealdad de lo empobrecido
Andrew Wyeth (1917- 2009) Alimento de primavera (1967)
Hay que cultivar con empeño una sensibilidad especial para
apreciar la belleza de la austeridad. La pobreza no debe resignarse a lo no
bello. Es feo lo empobrecido, no así
lo pobre.
*
* *
Es comprensible
el embobamiento extático que produce el boato, el derroche de riquezas, los
brillos de lo opulento, los oropeles y el prestigio que confiere la fortuna de
prolongada data.
Pero
debe atenderse al hecho que hay también sutiles espíritus estetas que saben
apreciar una cierta belleza que proviene de las muestras austeras de la vida
humilde, allí donde el uso y el trabajo cotidiano pulen las formas hasta
depurarlas. Hay una virtud allí donde nada sobra, donde cada cosa se reduce a
su condición esencial, en donde cada útil se ahueca para recibir el gesto
corporal preciso y quizá fatal.
Hay
que cultivar con mucho empeño una sensibilidad adecuada al bello objeto pobre.
La virtud de los onironautas
Alvar Aalto (1898-
1976)
Hay sueños que necesitan
reposo.
Antonio
Porchia
Por
obra de ciertas poderosas mentalidades prácticas
y ejecutivas, nuestra realidad constituye una pesadilla de la que no
podemos despertar.
Pero
queda el recurso del sueño: no es aún muy práctico y ejecutivo, pero si
esperanzador y henchido de sentido futuro. A soñar con método e ilusión se
aplican los onironautas, que son
personas que atarean en los territorios del sueño que se deja llamar lúcido.
Los
onironautas no son personas prácticas y ejecutivas... de momento. Sin embargo,
algunos de sus sueños suelen coagular en ideas, conceptos, palabras, objetos,
procesos y otros artificios productos de la naturaleza humana. Productos estos
de las naturalezas humanas que no se resignan con lo que hay.
Naturalezas
humanas que no se someten al mundo tal como nos viene, injusto, malencarado y
sin salida.
Novedad bibliográfica
A los navegantes aplicados:
Acabo de encontrar en Internet un interesante libro, cuyos datos aporto. Se trata de un excelente aporte desde la disciplina antropológica.
Giglia, Ángela (2012) El habitar y la cultura. Perspectivas teóricas y de investigación. México, Anthropos, 2012
Contra la ciudad adjetivada (VIII) Ciudad competitiva
Nueva York,
autodefinida como la ciudad más competitiva
En los documentos oficiales de
HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura,
ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática,
ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad
creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio,
ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa,
ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible,
ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos,
ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala
humana...
Fernando
Carrión, 20161
En
este caso, conviene preguntar por quiénes
son los que defienden la consigna de la adjetivación de las ciudades en
términos de competitividad. Resulta esclarecedor que, para los tecnoburócratas
del Banco Mundial, la cuestión es clara:
Una
ciudad es competitiva
- Si
crece desde el punto de vista económico más rápido que las demás
- Si
aumenta el empleo en forma excepcional
- Si
se verifica allí un incremento tanto de la productividad como de los
ingresos.
- Si
resultan atractivas para la inversión extranjera directa.
El
problema es imaginar a todas las ciudades
bregando a la vez y concurrentemente en volverse atractivas para los
inversores, empresarios y tecnoburócratas. Puede resultar aterrador el cuadro
resultante. Lo más pavoroso es que no es una situación puramente hipotética,
sino que es una realidad efectiva. Así nos va.
1
Artículo completo en
El valor de la serenidad
Peter Ilsted
(1861–1933) Después de la escuela
(1904)
De la mayoría de las
publicaciones de arquitectura y de la prensa diaria, han desaparecido las
palabras belleza, poesía, embrujo, magia, sortilegio, encantamiento. Las
palabras, serenidad, silencio, misterio, asombro, hechizo. Todas ellas muy
queridas para mí.
Luis
Barragán
De
todas las emociones que puede suscitar o promover la arquitectura, la serenidad es, con mucho, la más
importante.
La
emoción serena es el estado anímico que nos sosiega, nos permite la calma y la
reflexión, nos da lugar a la plena conciencia de estar allí y de buen modo. La
serenidad es la condición emocional para la ecuanimidad y la razón alerta y
certera.
Todas
las cosas buenas de la vida son posibles si contamos, en principio, con al
menos un reducto de serenidad para empezar a considerar el mundo.
Viejas cuestiones (XXIII): Una arquitectura con vocación de vida
Rdsmith4 (s/d)
Danzante tradicional japonesa
¿Qué puede significar la caracterización de Norberto Chávez: Una arquitectura que obedezca a una vocación
de vida?
Hoy
como ayer: una arquitectura hija de las condiciones de vida que efectivamente tienen
lugar allí, antes que una mera construcción ingeniosa, antes que un sofisticado
artificio encantador, antes que una pura y sórdida operación puramente
comercial. Una arquitectura con vocación de vida es una llena de sentido y
alegría de vivir, antes que un elegante vacío. Una arquitectura con vocación de
vida agradece de buena gana las palpitaciones, estremecimientos y danzas del
cuerpo. Una arquitectura con vocación de vida se deja tocar con complacencia
íntima, antes de meramente ser contemplada con distanciada admiración.
Una
arquitectura con vocación de vida es una arquitectura del futuro que nos es
imperioso alcanzar, antes que sea demasiado tarde.
Reescrituras (XXI): Arquitecturas membranosas
Salvador Dalí (1904- 1989). Geopoliticus
Child Watching the Birth of the New Man, (1943)
Hay que operar extendiendo las arquitecturas membranosas del
cuerpo vivo para llegar a rozar el suelo, los paramentos y la cubierta del
edificio que lo alberga
*
* *
Alvar
Aalto defendió la idea luminosa que las casas podrían concebirse como entidades
vivas que crecen y desarrollan.
Mucha
poesía, tanto de la buena como de la otra, puede suscitar esta idea de un
organicismo arquitectónico. Pero, por mi cuenta, puedo intuir vagamente una
arquitectura originada por un agente vivificante. Originada por la propia vida
que allí tiene alojamiento y cuidado.
Artículo recomendado
Véase:
http://manueldelgadoruiz.blogspot.com/2012/06/algunas-notas-sobre-el-espacio-publico.html