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El juicio de confort

Charlotte Perriand (1903- 1999)

La arquitectura se prodiga en maravillas.
Dentro de las variadas modalidades de juicio de valor arquitectónico vale la pena detenerse en el caso del juicio de confort. Es cierto que la literatura crítica no abunda en tales juicios, pero es innegable que la satisfacción subjetiva del habitante debe ser tenida en cuenta. No basta con el erudito encomio de la buena forma, ni tampoco con el juicio experto sobre la excelencia tectónica. Se debe recabar el sentimiento sincero y auténtico del habitante sereno de espíritu, sensible a los roces del cuerpo y atento al fondo de su más genuino deseo de equilibrio dinámico con el ambiente habitado.
Quizá el juicio de confort sea, en definitiva, uno de los principales juicios de valor específicos de un habitar sensato.

Porque, en definitiva, los mejores esfuerzos y logros del talento humano del diseño y la construcción se deben a la humana condición de habitar. ¿O es que jugamos a un juego con otras reglas?

Una charla transcripta

 En el siguiente enlace puede verse y leerse un intercambio con amigos platenses sobre los temas tratados en Teoría del Habitar:

http://www.capbauno.org.ar/intercambios-sobre-el-habitar-humano--arq-nestor-casanova-berna

Extenuaciones, cansancios, tedios

Jean-Jules-Antoine Lecomte du Nouÿ (1842 - 1923) Demóstenes (1870)

Este largo cansancio se hará mayor un día
y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
arrastrando su masa por la rosada vía
por dónde van los hombres, contentos de vivir...  

Gabriela Mistral

Sobre sostenibilidad (III)


Es claro que la cuestión de la sostenibilidad no pasa solamente por el consumo energético. Básicamente se trata de una cuestión cultural, esto es, que envuelve una serie de otros factores “no cuantificables” tan importantes cuanto los energéticos, referidos a los hábitos de consumo, de comportamiento social, de desplazamientos, de localización, de respeto a la memoria acumulada, a la constitución de los lugares y a las relaciones que las personas y las edificaciones mantienen entre sí y con el espacio en común; con las transiciones entre lo individual y lo colectivo, entre lo público, lo semipúblico y lo privado. Se trata de una intrincada red de interacciones entre factores objetivos y subjetivos, entre lo real y lo imaginario y entre lo material y lo inmaterial, cuando hablamos de sostenibilidad.
Jorge Jáuregui

Un aspecto especialmente importante de la sostenibilidad en lo que toca a nuestro habitar lo constituye el complejo problema de la movilidad urbana.
El transporte mediante automóvil particular inflige heridas mortales tanto a nuestros territorios, como a nuestras ciudades y aún a los ciudadanos.

El modelo actual es, a todas luces, insostenible por su afectación de la calidad de vida ciudadana, por las distorsiones funcionales urbanas y por la extensión irracional de las manchas urbanas en los territorios. Basta experimentar el tránsito gozoso, distendido y valioso por las áreas ganadas para el tránsito peatonal para comprobar que las formas actuales de la movilidad urbana deberán ser profundamente transformadas en un futuro próximo.

La función del horizonte

Florencia

La línea que separa las cosas de la tierra y el cielo es una entidad sutil, frágil e insustituible en su función.
Es un confín que siempre nos anuncia un más allá, una epifanía de lo que adviene, un anuncio. El horizonte nos alberga, nos contiene y nos confiere identidad, a la vez que nos libera hacia lo que vendrá. Nuestra comarca tiene entonces la forma de esta sensible línea que haremos bien en considerar con un respeto que nos debemos al lugar que constituimos.

Es por ello que debemos proteger, cultivar y consumar el horizonte del habitar: cuidamos de la dimensión alethotópica de nuestro habitar.

Elogio de la ocasional levedad de la mente

Max Ernst (1891- 1976) La pubertad cercana a las Pléyades (1921)

Porque se me extasia a mente às vezes,
E vaga e vaga, alígera e perdida,
José Joaquim Junqueira Freire, 1867

De hecho, es muy poco lo que sé de este poeta brasileño.
Pero estos dos versos me son especialmente emocionantes. Porque los éxtasis de la mente no son cosa corriente, pero cuando suceden... Que la mente navegue vaga, alígera [alada y, a la vez, ligera] y perdida ya es un portento. Pero lo realmente fascinante es la coreografía que puede desarrollar mientras tanto, haciendo propio su lugar en el aire, en el agua, en la tierra (¿por qué no?) y, sobre todo, en el fuego.


Sobre las colpoprácticas (VI)

Felix Valloton (1865- 1925) Interior con mujer en rojo (1903)

A modo de resumen, puede concluirse que adentrarse, en lo que toca a la habitación humana supone, como sucesión:
  1. Irrupción, atravesamiento del umbral
  2. Marcha y acabamiento de la prospección
  3. Sentar plaza
  4. Ajuste de la burbuja pericorporal
  5. Abismarse en la profundidad de los espejos, los cajones, los rincones y los secretos
Pero un adentrarse propiamente humano no concluye con esta última fase, salvo en los casos de la reclusión y la clausura, los que contienen una dimensión inquietante y tanathotópica diferencial.  Un adentrarse cotidiano y vividero sólo puede concluir con el avistamiento de la ruta de salida.

Sólo porque podemos salir de un interior es que podemos entrar, en el sentido cabal de la expresión.

Crisis del habitar


La cada vez más aguda crisis de la vivienda es más bien una crisis de la habitación, entendiendo por tal, tanto el contenedor espacial como el acto de habitar, ambas cosas a la vez. Este problema desborda por completo a lo que corrientemente se entiende por vivienda, pues el habitar tiene lugar también fuera de la vivienda, en el contexto urbano y por otro lado ésta no se reduce a un mero instrumento puesto a disposición de determinados sujetos, sus usuarios.
Eduardo Serrano Muñoz, 2003

Es necesario entender que la llamada crisis de la vivienda popular es apenas un emergente en la conciencia social de un fenómeno real y concreto mucho más complejo de lo que aparece en tal formulación.
En efecto, no se reduce a un problema que apenas vincula a ciertas personas con un instrumento satisfactor de demandas simples de alojamiento. El problema es mucho más vasto, generalizado y sistémico que esto. Como bien se asiente en el acápite, el problema es una crisis aguda de la habitación de nuestros territorios, ciudades e instalaciones. Una sociedad desigual, una economía injusta y un ordenamiento territorial y urbanístico disfuncional nos pone ante esta situación.

Y esta situación sólo puede resolverse, con un sentido humanista sensato, con un necesario y acuciante cambio social, económico y político-territorial, mucho más allá que cualquier bienintencionada política social de vivienda.

Sobre sostenibilidad (II)


Es claro que la cuestión de la sostenibilidad no pasa solamente por el consumo energético. Básicamente se trata de una cuestión cultural, esto es, que envuelve una serie de otros factores “no cuantificables” tan importantes cuanto los energéticos, referidos a los hábitos de consumo, de comportamiento social, de desplazamientos, de localización, de respeto a la memoria acumulada, a la constitución de los lugares y a las relaciones que las personas y las edificaciones mantienen entre sí y con el espacio en común; con las transiciones entre lo individual y lo colectivo, entre lo público, lo semipúblico y lo privado. Se trata de una intrincada red de interacciones entre factores objetivos y subjetivos, entre lo real y lo imaginario y entre lo material y lo inmaterial, cuando hablamos de sostenibilidad.
Jorge Jáuregui

Nuestros llamados “hábitos de consumo” son, en realidad una superproducción de desperdicios. Lo que más producimos, tanto antes, como durante y luego que consumimos, es basura, deshechos, detritos. Por cada paquete de, digamos, mayonesa que llega a nuestras manos, hay una porción no despreciable que se produce para ser desechada por sobrestock, una vez que se alcanza su fecha de vencimiento y no ha sido comercializada, hay unos envases y una caja que guarda estos envases que abulta en nuestras bolsas de residuos.
En realidad, el “consumo” contemporáneo es una brutal, frenética e irracional subexplotación de recursos, una dilapidación de materias y energías, una cadena ininterrumpida de implementaciones precarias, que dejan a su paso una impronta de heridas ambientales.

Por ello se impone una sensata sostenibilidad basada en una profunda transformación de nuestro “consumo” en hondas consumaciones. Esto quiere decir, transformar los actos de nuestra vida cotidiana en la consumación integral y completa de ciclos de producción, implementación y reciclado de materias y energías. Esto, antes que los montones informes de desperdicios nos ocluyan el horizonte.

¿Una historia de las cosas? (VI) Límites de las cosas

Albrecht Dürer (1471- 1528) Rinoceronte (1515)

El Rinoceronte de Durero se alza como un monumento a nuestra infinita curiosidad hacia el mundo que hay más allá de nuestro alcance, y a la necesidad de la humanidad de explorarlo e intentar entenderlo.
Neil McGregor, 2010

Hay en este grabado otro aspecto que me gustaría destacar.
Es la inveterada vocación a interponer entre nuestras conciencias y las cosas toda una proliferación de signos. Así, las representaciones alejan y acercan, a la vez, las mentes y las cosas, articulan dos funciones que no se confunden nunca. Así, nunca abolimos la distancia que media entre los límites de nuestra percepción y los límites de las cosas.

Y sin embargo, las tenemos a la mano a título de representaciones e instrumentos.

Arquitecturas míticas: 4: Fuego

Felix Valloton (1865- 1925) Interior con mujer en camisa (1899)

No hay arquitectura viva si no es con un fuego en su interior.
El cuidado seguro de la luz y el calor constituye la nota energética del habitar. A la lucha primordial con las masas, pesos volúmenes y espacios de la construcción de edificios se le debe complementar con el resguardo del elemento sagrado de la pasión humana por vivir.

Sólo entonces la arquitectura vive en la realidad de la llama que conforta.

Sobre las colpoprácticas (V)

Augusto De Luca (1955- ) Retrato de Elena Croce (1987) 

Nuestro adentramiento no se consuma en ningún ajuste particular de nuestra burbuja pericorporal.

En realidad, sólo entonces conseguimos asomarnos a los hondos abismos que pueblan nuestros interiores: los espejos, los cajones, los rincones y los secretos. Hay, en cada interior habitado, profundas simas henchidas de misterio, insondables y para siempre abiertas a un más allá sin el cual no podríamos ser — en un sentido propio de la palabra— humanos.

Ejercicios de relajación propiciatoria para proyectistas atribulados

Serguéi Rajmáninov

Cuando uno se desconcierta ante el papel o pantalla en blanco, conviene recordar la historia del gran compositor ruso Serguéi Rajmáninov. Cuando, contrariado por el fracaso público de su primera sinfonía, se hallaba sumido en una gran depresión que le impedía toda labor creativa, la asistencia de un doctor especialista en neurología e hipnosis le ayudó decisivamente a que emergiera a la superficie consciente lo que luego sería su Concierto para piano n.º 2, op. 18 en do menor.

Gloria al músico, pero más gloria al terapeuta, capaz de alumbrar la música que se sueña.

Sobre sostenibilidad (I)


Es claro que la cuestión de la sostenibilidad no pasa solamente por el consumo energético. Básicamente se trata de una cuestión cultural, esto es, que envuelve una serie de otros factores “no cuantificables” tan importantes cuanto los energéticos, referidos a los hábitos de consumo, de comportamiento social, de desplazamientos, de localización, de respeto a la memoria acumulada, a la constitución de los lugares y a las relaciones que las personas y las edificaciones mantienen entre sí y con el espacio en común; con las transiciones entre lo individual y lo colectivo, entre lo público, lo semipúblico y lo privado. Se trata de una intrincada red de interacciones entre factores objetivos y subjetivos, entre lo real y lo imaginario y entre lo material y lo inmaterial, cuando hablamos de sostenibilidad.
Jorge Jáuregui

Cierto es que la cuestión de la sostenibilidad no pasa solamente por el consumo energético.
En torno a los problemas de la energía es que comienza a pensarse en la idea de sostenibilidad. Es, entonces, apenas una punta de una madeja. Por algo se empieza a razonar y en principio es imperioso preguntarse por tres aspectos principales:
  1. Asegurarse fuentes regulares, accesibles y renovables de energía, constituye un primer punto.
  2. Hacer equitativamente accesibles los usos de estas energías al conjunto del cuerpo social es un segundo aspecto
  3. Mitigar el impacto ambiental es una tercera y crucial cuestión

En lo que toca a la arquitectura, el urbanismo y el habitar, la sostenibilidad energética tiene múltiples aspectos especialmente críticos. Ente otros:

  • Revisar a fondo el gasto energético acumulado en los insumos de la industria de la construcción
  • Considerar de un modo holístico (ambiental, social, económico) los problemas de movilidad urbana, asentamiento y desarrollo urbano.
  • Abordar según un método multidisciplinar los usos y perspectivas del habitar humano en lo que toca a su desarrollo actual tanto como en sus proyecciones a futuro.

¿Una historia de las cosas? (V) Espacio y tiempo de las cosas

Pieter Claesz (-1660) Bodegón de arenques (1636)

En todo el mundo, las identidades nacionales y comunitarias se definen cada vez más a través de nuevas lecturas de su historia, y dicha historia se fundamenta con frecuencia en cosas.
Neil McGregor, 2010

El examen atento de las cosas que conforman los mundos en que vivimos y en los que han vivido nuestros antepasados y congéneres nos lleva de la mano por nuevas formas de historia y geografía.
Porque nuestros mundos, los de nuestros antepasados, tanto como los de todos nuestros congéneres, son mundos de cosas, artefactos útiles que median entre una condición especial que nos damos y la naturaleza. Así, con la disposición general de las cosas, dibujamos territorios en donde se ordenan los objetos del mundo a la mano. Trazamos geografías. Por otro lado, escribimos las circunstancias del modo peculiar que nos las habemos con el tiempo. Registramos historias.

Mucho tiempo después, el hallazgo de una cosa aquí, otra allá, nos ofrece la oportunidad de urdir mapas, relatos y arriesgadas conjeturas sobre una condición que llevamos consigo y que, por alguna misteriosa razón, no terminamos de comprender, salvo, quizá, en algún tiempo en que ya no importe.

Arquitecturas míticas: 3: Tierra

Eduardo Chillida (1924- 2002) Diálogo-tolerancia (1993)

Cuando conocí la tierra con la que yo quería trabajar, le puse la mano encima y enseguida me di cuenta por el oído, que me decía que era posible hacer mi obra con ella.
Eduardo Chillida

Todo gesto arquitectónico comienza por indicar un punto en la tierra, profiriendo un aquí.
Este gesto debe ser prudente y respetuoso. ¿Haremos el bien al lugar con nuestra irrupción? ¿Seremos bien recibidos allí? ¿Es que es este lugar y no otro el que nos espera y merece?

Porque en el hondo agujero en donde fundamos nuestro emprendimiento arquitectónico tiene lugar y comienzo nada menos que un mundo. Y ese mundo obtiene en principio su sustento nutricio en la tierra del lugar.

Onironáutica (V): De las arquitecturas, la mejor

Oreste Pizio (1879–1938) Ensueño (1900)

Podríamos dar diseño acabado a la mejor de las arquitecturas, aquella que anida, lejana y profunda, en el fondo de nuestro psiquismo.
Porque mucho se ha desafiado a las noches de vigilia febril de los diseñadores, lápices en ristre. Porque demasiado se ha confiado impropiamente en los Contabilizadores del Aire. Porque abusivos hurtos sociales se han cometido en nombre de la arquitectura.

Pero si volvemos la atención al habitante en su sueño, ahí encontraremos de las arquitecturas, la mejor.

La prospección del espacio por el cuerpo

Maya Plisétskaya y Boris Yefimov

Los danzantes tienen lugar mediante la maravilla.
No es sólo que sus cuerpos resultan, obra del duro disciplinamiento, instrumentos musicales que pulsan las notas del espacio. No es sólo que se liberan de las constricciones de la gravedad para conseguir ser livianos sirvientes del tiempo. No es sólo que consiguen ordenar superiormente todos y cada uno de los elementos de sus cuerpos en unos mecanismos mágicos y sobrecogedores.

Es que consiguen prospectar la música propia de los lugares: buzos del aire, navegantes de las melodías secretas, sutiles exploradores de regiones extrañas de nuestra propia atmósfera.

Sentidos de los viajes

Roelof Jansz van Vries (1631- 1701) Viajeros por las ruinas (1651)

Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas
Henry Miller

Hay una profunda razón en el aserto de Henry Miller. El lugar alcanzado por los pies no es el destino de un viaje, sino la conquista de un nuevo punto de vista desde donde el mundo se deja contemplar con provecho.
Porque el sentido del viajar no radica en la distancia vencida con la marcha, ni con las novedades particulares del emplazamiento desconocido, ni en la superposición de la imagen vívida contra la fantasmagoría del ensueño. Uno de los sentidos de los viajes es permitirse uno la prudencia de observar su propio mundo desde nuevos emplazamientos que completan una figura cada vez más profunda, precisamente porque más distantes están entre sí las nuevas formas de ver las cosas.

Partimos de viaje para poder apreciar con mejor conocimiento de causa nuestra pequeña y habitual aldea. Todos los viajes son, en el fondo, complejos y elaborados rodeos en torno a un aquí.

¿Una historia de las cosas? (IV) Vida, muerte y transfiguración de las cosas

El cuchillo del abuelo Simón

Suceden eventos curiosos según las cosas van sobrellevando un proceso cambiante en su relación con las personas a lo largo del decurso del tiempo.
Conserva un primo mío un antiguo cuchillo que perteneció a nuestro abuelo carpintero. El útil de marras fue considerablemente usado, dato que se infiere por cuánto se ha reducido la hoja por los sucesivos afilados y por las improntas de desgaste en el mango. Uno de mis tíos lo ha conservado como heredad, esto es, como un signo más que como un útil. A su vez, mi primo es el feliz poseedor de una suerte de mensaje en donde el abuelo “habla” y le sugiere el desafío de ejercer como carpintero siquiera aficionado. Mi primo, calificado sociólogo, se ha complacido en realizar una pequeña muestra de su habilidad carpintera, asociada a la presencia significativa del cuchillo/signo/mandato.

Es conveniente reparar en cómo viven, mueren y se transfiguran las cosas, aún hoy, cuando tanto se usa y se desecha con impiedad con nuestra propia historicidad. No sea que todos los espejos de nuestra existencia vayan a parar, inexorablemente, al basural general de estos tiempos.

Arquitecturas míticas: 2: Agua

Alhambra, Granada

La vida no puede andar muy lejos del agua.
Por ello, el agua es bienvenida con prudencia en la casa del hombre: no es fácil de domesticar, pero siempre es un homenaje a la vida poder verse reflejado en su superficie. En el espejo del estanque advertimos, siquiera oscuramente, que tenemos efectivo lugar entre las cosas del mundo. Así se nos ahondan, insondables, los patios y el alma.
Pocos lujos hay más refinados que contar con un patio bienoliente en donde rumorea fresca una fuente que no cesa.


La necesidad imperiosa de urbanógenos (IV)


La ciudad contemporánea sobrevivirá a sus arquitectos, urbanistas y promotores inmobiliarios.
Si se piensa bien, proliferan en excesos las amenazas de muerte a la ciudad infligidas por la acción de estos bienintencionados agentes. ¿Acaso no abundan los edificios que se desentienden de su contexto, los planes de renovación urbanística que avanzan hacia la segregación socioespacial y acciones gentrificadoras en donde sobran pobladores?

La única esperanza es que, cada tanto, se siembren, por aquí y por allá, semillas de una ciudad futura que renacerá entre los fragmentos del páramo. Ojalá sucedan urbanógenos y quieran los dioses que sepamos resguardarlos, cultivarlos y dejarlos ser una ciudad digna de vivirse.

Emociones y sensaciones en la cocina (III)

Joachim Beuckelaer (1533 – 1570) Los cuatro elementos: el fuego (s/f)

La cocina y su fuego constituyen un centro mítico para la casa.
La custodia y buen uso del fuego sagrado son, en un sentido trascendente, un cimiento funcional para la casa y una garantía de salud social para la familia. La serenidad del habitar está respaldada por una confianza fundamental en la confortación material y simbólica de los fuegos del hogar. No se trata de unas simples y eventuales alegrías circunstanciales, sino el alivio de contar con satisfacciones recurrentes: es seguro y previsible el sustento.

Mientras que los cimientos del edificio de la casa se hunden en la tierra oscura, los cimientos de la vida social hogareña palpitan con el fuego.