Si el hombre, de
un modo constitutivo, habita, entonces debe examinarse qué cosas hace en su
habitar.
El habitante
sienta sus reales, se emplaza, se avecina. Ocupa dominando un lugar físico y un lugar social primordiales,
tenidos por propios de un modo radical, fundamental. Abre una plaza en su
lugar. También y concurrentemente, configura zonas de proximidad y alejamiento espacial y social.
En la intersección de estos tres significados radica el
sentido propio del habitar.
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