Georges Seurat
(1859- 1891) La Maria, Honfleur
(1886)
Un
puerto constituye un borde urbano de singulares características poéticas.
Se
yuxtaponen a la vez dos ambientes y dos extrañezas mutuas. A los muelles,
medidos por los pasos firmes y seguros se le arriman extrañas entidades
flotantes, que aun portan improntas de un lejano medio hostil y oscilante. Lo
muy lejano yace allí, casi al alcance de la mano y no obstante, siempre del
Otro lado del Borde. Los habitantes, de uno y otro Lado, muestran cierta
especial circunspección cuando incursionan en la región Otra.
Así
como un patio constituye una poética de honduras, los puertos configuran una
poética de distancias que no se terminan de vencer.
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