Silvestro Lega (1826- 1895) La pérgola (1860)
La promenade
architecturale es, en definitiva, un ir y venir entre zonas en que los
niveles de confort se juzgan con la
piel.
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A
quienes nos pretendieron enseñar algo sobre arquitectura nos plantaron, ante la
mirada un persistente flujo de hermosas imágenes visuales.
Gran
parte de lo que creemos saber sobre la arquitectura se lo debemos a lo que
hemos visto de ella. Y sin embargo, las personas se orientan en la decisiva
dimensión termotópica de los lugares habitados, resueltamente orientadas por
sus percepciones de la piel.
Porque,
en verdad, la piel informa mucho sobre una cualidad habitable fundamental de
los lugares. Los arquitectos y los estudiantes de arquitectura deberíamos
reconsiderar la cuestión.
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