Juan Manuel
Castro Prieto (1958)
La auténtica
poética del habitar es simple, pero no inane.
Se la
reconoce en la nobleza de su contextura, en su esencial autenticidad, en el
arreglo superior de sus elementos fundamentales. La poética del habitar no es
altisonante, ni siquiera enfática; es apenas la efusión de la gente digna que
la puebla, gente que allí tiene lugar, su
lugar. La poética del habitar respira calma la atmósfera que se puebla de
estremecimientos gratos de todo el cuerpo. La poética del habitar se ilumina
exactamente con la cuota adecuada de la luz que se inmiscuye con sentido de
decoro. La poética del habitar se puebla con los rumores de la vida en paz. La
poética del habitar conserva de todas las fragancias posibles aquella que
permite rememorarla cuando estemos muy lejos, en el espacio cuanto en el
tiempo.
Los
lugares inspirados por una cabal poética del habitar tienen una sola virtud a
ellos reservada: una tranquila contundencia de cosa bien hecha.
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