Dimensiones de una poética arquitectónica humanista (VIII)


Mike Brodie (1985)

Vivimos tiempos en que la baratura comercial de las cosas abomina de la gloria del trabajo implementado en ellas.
El trabajo y su valor están en cuestión: el primero entendido como penuria y el segundo con su mísera asunción como costo. Las cosas se quieren fáciles, baratas y desechables.
Pero una poética arquitectónica humanista reacciona vivamente contra esta ideología dominante. Los lugares del hombre se consiguen sólo con esfuerzo peculiarmente valioso de las personas, que aportan la imprescindible cuota de valor a las cosas del vivir. En virtud de ello, el trabajo debe ser adecuadamente valorado, dignamente considerado y decorosamente tratado en la conciencia social.
No nos merecemos lugares baratos. Nos merecemos lugares valiosos.

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