La
amplitud de una estancia no puede estimarse con exactitud arquitectónica sin no
es atendiendo a los modos en que las energías se distribuyen.
El
comportamiento acústico no solo se ve afectado por las dimensiones, sino
también por el comportamiento de las superficies y por las posibilidades de
modulación de las fuentes. La distribución y manejo del confort térmico depende
de los dispositivos de acondicionamiento, del comportamiento térmico de los
cerramientos en su interacción con el ambiente y de las actividades
desarrolladas en el ámbito. Los pormenores de la situación y proporción de
ventanas y fuentes artificiales de iluminación son cruciales para la
articulación de zonas diversas en cada estancia.
La
medida tridimensional clásica alcanza apenas su eficacia sólo para la
estimación del alojamiento de cosas. Pero el alojamiento de la vida humana es
algo más complejo que el alojamiento de una simple cosa. Por ello, debe
estimarse con exactitud las medidas de amplitud y profundidad que la vida
humana demanda de cada estancia.
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