El
influjo poderoso del estructuralismo nos ha dejado, como precipitado
intelectual, una actitud proclive a considerar, en primer lugar, que diversos
fenómenos sociales responden a un orden sistemático subyacente bajo las
apariencias de la compleja diversidad de manifestaciones; en segundo lugar, que
existiría un conjunto discreto de variables simples que, en sus relaciones
mutuas permitirían dar cuenta de la complejidad aparente a través de la
comprensión de su combinatoria.
Guiados
en tal dirección, puede formularse como hipótesis que los acontecimientos
humanos en los lugares, si bien suponen manifestaciones de gran complejidad y
sutileza, responden, en lo fundamental, a un elenco discreto de situaciones
simples, que interactúan entre sí, combinándose de modo que adopten las más
diferentes manifestaciones. Es por ello que Christopher Alexander hace uso de
la locución patrones de acontecimientos.
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