Nuestro
habitar tiene lugar, con frecuencia, en estancias, aposentos o habitaciones.
Una habitación
constituye en general un recinto cubierto acondicionado para desarrollar en él
una o más actividades específicas. Son lugares que por su destino principal
suelen tener nombres específicos: sala, alcoba, biblioteca… Toda habitación
tiene una peculiar cadencia de usos según la hora del día y es ocupada de un
determinado modo adoptando una actitud corporal dominante.
Así,
una habitación no se restringe a constituir un sitio físico, sino que
configura, en el espacio y en el tiempo, un campo en donde se desarrolla de
modo concreto la vida humana.
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