Si
hay una arquitectura que se pone al servicio de la vida, entonces la Teoría del
Habitar es ineludible y necesaria para el ejercicio profesional.
Es
cierto que puede —y quizá deba— ser una disciplina antropológica, pero existe,
desde su entrevisión original, un compromiso mayúsculo con el ejercicio de una
arquitectura.
En
definitiva, puede que en la ciencia antropológica el habitar configure un
capítulo entre tantos. Pero en lo que refiere a una cierta arquitectura, es, sencillamente, aquello que de lo que hay que saber.
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