Puede
pensarse que los seres humanos son animales de cierta especie particular y se
puede jugar a complementar la caracterización con fórmulas tales como la de zoon politikon de Aristóteles o la de homo ludens de Huizinga.
Pero
también puede pensarse en que un ser humano, más que una esencia huidiza, que se deja pensar en términos de una zoología
adjetivada, entraña, de modo concreto una situación.
En el fondo no es apropiado decir que alguien
se encuentra en una situación, sino que, en cierto modo, un sujeto siempre es una situación. Se sospecha que, si se
quiere abordar la condición humana en los términos más concretos —del modo que
propugnaba en su momento Edmund Husserl con su fórmula “A las cosas mismas”—
debe partirse de la inmersión del ser del hombre en términos de existencia.
Por
eso y por alguna que otra sospecha adicional, es que aquí se presta especial
atención al primer Heidegger y a
Sartre.
Se
podría decir que la Teoría del Habitar es
—o quiere ser— un humanismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario