Sacralidades

Hay ocasiones en que, se adjudican obras magníficas a dioses, héroes míticos o aún a demonios.
La egipcia Seshat amparaba la construcción de templos. Dédalo pasa por ser el inmortal autor del Laberinto cretense. Y los ángeles caídos —demonios— no han querido ser menos. Erigieron el reluciente Pandemónium, esto es, el lugar de todos los demonios. Por otra parte, en los remates de Notre Dame se dejan ver simiescas criaturas puestas a contemplar, pensativas, el paisaje circundante de todas las empresas terrenas.

Definitivamente, las grandes obras son las de arquitectos que no pertenecen a la condición de simples mortales. Para recordar su carácter divino o demoníaco están las revistas de arquitectura y ciertos libros de historia.

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