Inconsútil
Es la piel de nuestro cuerpo, el uniforme de lo
humano. Lo es el cielo, el mar, la cáscara de la cereza, la membrana que
envuelve el corazón. El ojo que te ve no es ojo porque tú lo veas, sino porque
abarca el mundo, una cosa, en la inconsútil esfera, salada transparencia de una
lágrima. Inconsútil tiene la sonoridad de lo envolvente, casi uterino, y sin
embargo el diccionario le niega evanescencia o sutilidad. Qué pena. Imagina un
mundo sin suturas, como una trama, pero sin principio, medio, fin. La túnica
tejida por la madre que no se puede desgarrar. El habitáculo redondo y
resbaladizo al que nunca se accedió, del que no se puede salir.
(Cristina
Cerrada, 2007)
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