El
sentido del lugar no solo se deja apreciar a través de la metáfora de la
semilla en el terreno: también puede entenderse como texto claro en su
contexto.
Cada
ocurrencia arquitectónica supone un texto, esto es, una estructura compleja de
signos que sirve de vehículo a un enunciado con sentido propio en tanto este
texto se desarrolla plenamente en un contexto dado.
Dicen
las casas populares: Aquí precisamente
estamos nosotros, casas y gentes que de esta manera nos damos nuestra fisonomía
a la vez que hacemos memoria de nuestro origen y referimos un modo de vivir
este lugar.
Las
realizaciones vernáculas tienen una especial sabiduría para enunciar esto de la
manera adecuada en el lugar concreto.
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