Yo afirmo que la Biblioteca es interminable. Los
idealistas arguyen que las salas hexagonales son una forma necesaria del
espacio absoluto o, por lo menos, de nuestra intuición del espacio. Razonan que
es inconcebible una sala triangular o pentagonal. (Los místicos pretenden que
el éxtasis les revela una cámara circular con un gran libro circular de lomo
continuo, que da toda la vuelta de las paredes; pero su testimonio es
sospechoso; sus palabras, oscuras. Ese libro cíclico es Dios.) Básteme, por
ahora, repetir el dictamen clásico: La
Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya
circunferencia es inaccesible.
Jorge Luis Borges, 1941.
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