Andrea Commodi
(1560-1638) Joven en la cocina
He aquí la alquimia que
transforma lo Crudo en lo Cocido. Aquí se trabaja arduo en un ambiente poblado
(Trate de oler la escena —si se
anima—). El pintor no ha incluido en su encuadre el fuego del hogar, pero éste
no puede andar muy lejos.
¿Es acaso el fuego del hogar el verdadero punto cero del habitar
doméstico?
*
* *
Así
comencé a escribir en este blog, el 4 de julio de 2014.
Años
más tarde se me ocurre que, ciertamente, el fuego del hogar es un punto cero del habitar doméstico,
pero no el único. Hay también otro punto cero en lo más recóndito de la casa en
donde aguarda inclemente el espejo. Hay otro punto cero en lo profundo de la
tierra, allí donde tiene asiento y sustento la casa, ese suelo que hacemos
territorio signado por un aquí
originario. También hay otro punto cero allí donde la atmósfera respirable nos
es más hondamente propia.
El
lugar habitado es, de este modo, una estructura mucho más compleja que un
espacio cartesiano tridimensional originado en un único punto.
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