Nino Costa
(1827- 1903) Camino en la llanura
(1890)
La
arquitectura moderna se ha ensañado particularmente con el habitar propio de
los tránsitos.
Las
amplias y ceremoniosas galerías se redujeron a angostos y despoblados pasillos,
las calles se abandonaron al abuso de las bestias automotoras: los tránsitos se
reducen ahora a circular.
De
esta manera el profundo sentido vividero del andar, de la errancia cadenciosa,
del paseo gozoso. Ahora se reduce todo a vencer en línea recta y con la mayor
velocidad la mera distancia entre dos puntos.
El
problema es que si soslayamos el sentido de la marcha, a la vez nos sumimos en
la insignificancia de nuestra propia existencia cotidiana.
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