El primer hombre moderno fue Amerigo
Vespucci, un marino italiano que tomó parte en varias expediciones a América en
los años 1499-1504. Entre 1502 y 1504 se publicaron en Europa dos textos que
describían dichas expediciones y se atribuyeron a Vespucci. Dichos textos
aducían que las nuevas tierras descubiertas por Colón no eran islas en aguas de
la costa de Asia oriental, sino todo un continente desconocido por las
Escrituras, los geógrafos clásicos y los europeos contemporáneos. En 1507,
convencido por estos argumentos, un respetado cartógrafo llamado Martin Waldseemüller
publicó un mapamundi actualizado, el primero en mostrar que el lugar en el que
las flotas europeas que navegaban hacia el oeste habían desembarcado era un
continente separado. Después de dibujarlo, creyendo equivocadamente que Amerigo
Vespucci había sido la persona que lo había descubierto, Waldseemüller dio nombre
al continente en su honor: América. El mapa de Waldseemüller se hizo muy
popular y fue copiado por otros muchos cartógrafos, lo que extendió el nombre
que había dado a la nueva tierra. Existe cierta justicia poética en el hecho de
que una cuarta parte del mundo, y dos de sus siete continentes, hayan recibido
el nombre de un italiano poco conocido cuya única contribución a la fama es que
tuvo la valentía de decir: «No lo sabemos».
Harari,
2014
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