Maya Plisétskaya
(1925- 2015)
Cuando
las bailarinas talentosas, luego de su entrenamiento riguroso, consiguen la
necesaria cuota de libertad y control sobre sus cuerpos, sucede algo
especialmente emocionante en el espacio y el tiempo.
El
lugar adquiere forma sólo cuando el cuerpo lo practica, esto es, cuando no sólo atraviesa el sitio, sino cuando
le confiere una cualidad vívida, palpitante y concreta. Artistas como Maya
demuestran de un modo específicamente estético el teorema que describe la mutación
de un sitio en un lugar.
Maestras
del conferir la forma al lugar, a ellas les debemos la convicción que es el
cuerpo el Arquitecto fundamental de éste. Porque las artistas consumadas en
este arte hacen brillante ejercicio de una facultad humana fundamental, que a
cada uno le toca ejercer en todo momento y circunstancia.
Sólo
que ellas lo hacen con plena conciencia, talento y empeño. Los demás simples
mortales, lo realizamos olvidados de nuestra condición de cuerpos en
movimiento.
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