Preconizar
una arquitectura viva tiene ricas
connotaciones y vagos y esquivos significados denotados.
En
principio, se trata de otra arquitectura, diversa de la que suelen tenerse como
modélica. Se trata de arquitecturas pensadas desde el habitar concreto de la
gente y desarrolladas a partir de una profesión arquitectónica concebida como
servicio social. Se trata de espacios y tiempos palpitantes de aconteceres
humanos, por oposición a la hierática arquitectura de los monumentos erigidos a
la mayor gloria de los comitentes y de los artífices prestigiados. Se trata de
lugares en donde las personas son imprescindibles para conferir sentido y no
estorbos que afean la fotogenia de la Obra.
Algo
se puede sospechar, pero todavía es necesario ahondar más en el significado
propio de la locución arquitectura viva.
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