El arte de habitar se dirige y orienta a una vida
alternativa: al saber del habitar le acompaña la reflexión honda y crítica.
Allí donde se encuentra lo auténtico y lo genuino del
habitar yace oculto u olvidado, más que simplemente ignorado. Por ello, el arte
del habitar implica ahondar en el sueño.
La operación de desocultar
y de desolvidar es una morosa labor
analítica, acuciante y necesaria.
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