El patrimonio arquitectónico debe considerarse como la
composición sintética del valor sociocultural de la arquitectura propia de un
colectivo.
Su magnitud se expresa en la intensidad global de todo su
conjunto orgánico en correspondencia con el arraigo y profundidad de la
valoración social. El patrimonio arquitectónico no se compone de cosas, sino
del producto complejo de su valor.
El acervo monumental se constituye en forma diferente. En
éste se suman y articulan las instancias particulares de aquellas realizaciones
que buscan fijar en el paisaje ciudadano ciertos gestos, comparables a las
instancias de escritura, que refieren intencionalmente a la identidad y la
memoria histórica.
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