A través de todos
los recuerdos de rodas las casas que nos han albergado, y allende todas las
casas que soñamos habitar, ¿puede desprenderse una esencia íntima y concreta
que sea una justificación del valor singular de todas nuestras imágenes de
intimidad protegida? He aquí el problema central.
Para resolverlo
no basta considerar la casa como un "objeto" sobre el que podríamos
hacer reaccionar juicios y ensoñaciones. Para un fenomenólogo, para un
psicoanalista, para un psicólogo (enumerando estos tres puntos de vista por
orden de precisión decreciente, no se trata de describir unas casas, señalando
los aspectos pintorescos y analizando lo que constituye su comodidad. Al contrario, es preciso rebasar los problemas de la
descripción –sea ésta objetiva o subjetiva, es decir, que narre hechos o
impresiones— para llegar a las virtudes primeras, a aquellas donde se revela
una adhesión, en cierto modo innata, a la función primera de habitar.
(Bachelard: 1957)
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