La actividad social de producción que persigue la síntesis
de la forma habitable opera morosamente a lo largo de la historia y progresa
según evoluciona la cultura de la comunidad.
La historia menuda de la consecución de esta síntesis de
la forma consta de sucesivos ensayos y correcciones, imitaciones y
reelaboraciones. Se consiguen, en cada estadio civilizatorio, diversos arreglos
de elementos que tienden a persistir en el tiempo mediante dos mecanismos
endoculturales: la reproducción y la reelaboración crítica.
Tenemos paradigmas
del habitar en tanto contamos con esquemas morfo-finalistas que resultan
ejemplares y disponibles para la reproducción en arquitecturas del lugar. La
labor arquitectónica corriente suele aprovechar la existencia de paradigmas
legitimados para reproducirlos con mínimas variantes de detalle.
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