Adolph Menzel
(1815- 1905) Velada (1847)
A
toda inmersión en el interior de un lugar le suceden dos actividades diferentes
y complementarias: la exploración y la habituación.
Con
la exploración, el cuerpo obtiene las informaciones concurrentes para el
reconocimiento o apercepción de la estructura y arquitectura del lugar.
La
habituación, por su parte, supone un aprendizaje primitivo, signado por el
decremento de la respuesta del sujeto a un estímulo, volviéndolo irrelevante.
Ambas
actividades son complementarias al efecto de situar al cuerpo en el lugar:
mediante la exploración descubrimos la contextura del lugar y a través de la
habituación acomodamos serenamente el cuerpo en su lugar.
La
semiótica arquitectónica debe operar con ambos procesos en concurrencia: el
acomodo del cuerpo en los lugares debe resultar claro y contundente, a la vez
que llevadero en umbrales muy bajos de atención.
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