Rembrandt
(1606- 1669) Filósofo meditando
(1632)
Si uno tuviera el raro privilegio de proyectar un espacio para
la meditación de un filósofo, seguramente fuera una feliz idea construir una escalera
como ésta. Porque una escalera así no se contenta con comunicar un nivel físico
con otro, sino que sobre todo estimula el pensamiento y la especulación.
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¿Cómo
no embelesarse con la geometría excelsa de su desarrollo?
¿Cómo
no detenerse en la intriga de su sustentación?
¿Cómo
no contemplar el modo en que la escalera sólo es tal en la circunstancia en que
marchamos a su través?
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