Anders Zorn (1860- 1920) Despertar
(1920)
A esto es que tenemos derecho. A un lugar soñado en donde valga la pena el despertar.
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Como
existentes tenemos un doble derecho.
Por
una parte, tenemos derecho a proyectarnos hacia el lugar que habitamos. El
lugar que efectivamente ocupemos con nuestra presencia es, entonces, primero
y siempre un proyecto y sólo luego una realización contingente de
ese proyecto.
Por
otra, tenemos derecho a que este lugar
concreto tenga las condiciones habitables adecuadas para que el proyecto
subsista indemne, aún si la adecuación, la dignidad y el decoro no son, de
momento, satisfactorias: podrán llegar a serlo, no sin esfuerzo.
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