Caricatura del arquitecto Ernst May (1929)
¡Cuidado, arquitecto armado con las mejores intenciones! ¡Y con
regla T y escuadra!
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Es
necesaria una profunda autocrítica.
Es
forzoso reconocer cómo, en cada concreta situación social, los arquitectos
hemos respondido a los desafíos del momento sirviendo ¿a qué intereses?
La
concepción moderna del existenzminimum
¿ha constituido una respuesta a las necesidades de los anchos sectores
populares o ha instaurado una respuesta funcional al sistema generalizado de
explotación de recursos y trabajo?
La
conceptualización de la llamada vivienda
de interés social ¿conforma una consigna de redistribución social del
ingreso o bien configura apenas un apenas opaco eufemismo para designar vivienda empobrecida para pobres?
La
autorrepresentación del arquitecto como artista independiente ¿constituye una
forma de emancipación de clase del estamento profesional o una coartada para
sustraerse a la misión del servicio social?
Es
necesaria una profunda autocrítica.
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